Fran se acerca lentamente, con la mirada fija en esa persona que tiene la cabeza agachada, entre sus rodillas, y los brazos aparentemente cruzados y tapados por su larga melena.
—¿¡John!? —grita Fran.
La cabeza de, supuestamente, John se mueve un poco.
—¿¡Eres tú, verdad!? —grita Fran, aunque él no recuerda quien es John y ni siquiera está seguro de conocer a uno.
—¿¡Fran!? —gritó el enjaulado, levantando la cabeza y mostrando una profunda mirada de ojos platino y un rostro envuelto en una barba y bigote del mismo color, largos y desaliñados—. ¡Eres tú! —gritó, mientras se pone en pie.
Estaba muy delgado y vestía unos harapos destrozados. Tenía grilletes tanto en manos como en pies. Parecía haber estado mucho tiempo ahí.
—Sí, soy Fran —dijo, ya sin gritar al estar cerca de la celda —... pero apenas recuerdo nada más allá de un fuerte sentimiento de ira —explico, estando ya frente a la celda.
—¿Qué? —Preguntó John, con mirada sorprendida y sutil movimiento de barba.
—Lo que oyes —contestó Fran, con la mirada fija en él. Intentando recordar cosas a través del prisionero— ¿Tú también tienes dotes?
—Osea, que va en serio.
—¿Por qué cojones mentiría?
—Vale, vale, no te sulfures. Has perdido la memoria pero dudo que hayas perdido tu genio de mierda.
—Yo también te quiero.
—El humor no lo has perdido, es buen punto.
—¿Me estás vacilando?
—Sí, es una de las dotes que tengo.
Me cae bien.
—Cállate.
—¿No quieres que te conteste?
—No te lo decía a ti.
—Estás como un cencerro.
—Puede ser, ¿Pero vas a contestarme?
—Sí, tengo dotes y además estábamos en el mismo grupo de experimentos.
—¿Estábamos en el mismo grupo de experimentos? Mucha casualidad que hayamos acabado aquí los dos.
—No es casualidad. Spencer era quien lideró el proyecto.
—Spencer... es el dueño de esto.
—Exacto, algo que recuerdas.
—No, se lo escuché a uno de los vigilantes
—Imagino que entonces no sabes porque ni cómo te atraparon.
—Creo que fue Kie quien me dejó inconsciente. De él sí que me acuerdo.
—Curioso... ¿De alguien más?
—Ahora mismo no, la verdad. Solo sé que quiero patear el trasero a Spencer.
—Pues ya somos dos, llevo años atrapado aquí.
—¿¡Años!? —preguntó Fran, sorprendido.
—Sí, años. Fui el primero que desertó y sé que me querían por todo lo que hice. Es una sorpresa verte aquí pero es una pena que no te acuerdes de nada, con lo bien que te llevabas con Kie pensé que nunca te irías de su lado.
—¿Me llevaba bien con Kie? —Entona confuso Fran, como si recordara algo— Es extraño, tan solo siento furia hacia él. Igual que hacia Spencer.
—Spencere no te caía muy bien, aunque a casi ninguno si te digo la verdad. Creo que a Kie lo conocías de antes del experimento pero nunca habías sido de hablar ni de ti ni de nada, de hecho. Me sorprende que estés hablando tanto —dice John.
Fran mira a John, con el ceño fruncido. No le gusta hablar peo debe de hacerlo y siente que el pelilargo es consciente de ello.
—¿Sabes? Tú me caías bien, te respetaba mucho aunque creo que yo a ti no te hacía tilín.
—Hablas mucho, sería por eso.
John se echa a reír.
Fran le mira y suspira.
—¿Qué dotes tienes? —le pregunta, para ver si la respuesta le hace recordar algo.
—Agilidad y velocidad muy por encima de la media. Puntería a un nivel que fallo cuando quiero fallar, aunque estés a un kilómetro y disparé con una escopeta de feria.
—Curioso.
—No son mejores que las tuyas, pero me apaño —dice, sonriendo.
—Todo será según las usemos.
—Ahí tienes razón. Por cierto, quiero preguntarte algo desde que te he visto.
—Dime.
—¿Dónde está Les? Al verte aquí doy por hecho que también la tienen.
—¿Les?
—Sí, nunca te separabas de ella.
Ahhh, dios, que dolor.
—¿Tú también lo sientes?
—¿Sentir qué?
—No... te... lo digo a ti.
Fran cae inconsciente, tras un dolor increíble en la cabeza. Dolor que yo mismo he sufrido.
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Una Bala para Ciento un Cadáveres.
ActionFran fracasa en el intento de ir a aniquilar al capo de una organización criminal pero eso no le detendrá para seguir a por su objetivo, hasta el final, en cuanto se despierte tras la paliza recibida. Ni siquiera el que le quede tan solo una bala.