Cuarto cadáver. (Parte 1)

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Segundo y Tercer Cadáver.

—¿¡NO VAIS VENIR!? ¡PIENSO MATARLE! —Sigue gritando, esperando que alguien lo oiga.

Tira de él hasta tener ambos brazos del cadáver dentro de la celda y grita un par de veces más.

Tras esperar unos minutos y con unos cuantos gritos más salen, por la puerta de la sala al final del pasillo, dos vigilantes.

—¿¡Qué demonios!? —grita uno de ellos y hace el intento de ir a correr.

Su compañero le detiene, agarrándole del brazo.

—¿¡Mike!? ¿¡Estás bien!? —grita el segundo vigilante.

—¿¡Qué le has hecho, cabrón!?

Fran sigue sin contestar, simplemente va tirando de él, golpeando el cadáver contras las rejas mientras muestra un rostro absolutamente tranquilo, pasivo. Como si estuviera mirando a la nada.

Los vigilantes titubean durante unos segundos pero, finalmente, deciden acerarse mientras no dejan de repetir el nombre de su compañero.

—¿Sabes quién es? —pregunta el primer vigilante.

—No, tan solo lo sabía Mike. Nadie más había venido a este nivel, ya conoces las normas.

—Precisamente por cosas como esta me parece absurdo que tan solo sepamos quienes son los presos que nos toca vigilar.

—Ahora mismo pienso lo mismo —contesta el segundo vigilante, antes de pararse un momento— Espera...

—¿Qué sucede?

—¡Eh, tú! ¿¡Tienes cadenas!? —Grita, dándose cuenta de lo separado que tiene los brazos, agarrando a su vez los de su compañero muerto.

No recibe respuesta.

—¿¡Quieres decir que se ha liberado!?

—¿Él solo? Imposible.

—¿Quizá Mike?

—Puede que en ese momento aprovechara y lo cogiera.

—¿Crees que está vivo?

—Espero que solo inconsciente —susurra, el segundo vigilante.

Llegan junto a su compañero, muerto, y se acercan para cogerle el pulso pero, en ese momento, Fran tira de él y hace que su cabeza golpee contra el barrote, ensangrentado por los anteriores golpes.

—¡MALDITO HIJO DE PUTA! —grita el primer vigilante y se levanta, agarrando la porra para pegar a Fran.

Su compañero tira de él, frenando su arrebato.

—Si hacemos algo lo mata seguro. Está boca abajo y no podemos acercarnos.

—¿Qué propones?

—Ves a por las llaves y trae el taser de Mike.

—¡Voy! —grita el primer viglante mientras sale corriendo hacia la salita.

Fran contempló toda la conversación sin siquiera mirarles a la cara, estaba totalmente metido en lo que tenía que hacer.

—¿Estás contento? ¿Es eso lo que querías? —Pregunta a Fran mientras— Como esté muerto, tú vas detrás.

Tras esas palabras, Fran, mira de reojo hacia arriba, sin gesto alguno, y el vigilante da un paso atrás.

—Mike me dijo que tenía órdenes de no matarme pero no de que él no pudiese morir.

—¿Qué?

—Digo que Mike dijo que no podía matarme así que lo maté yo a él.

—Hijo de...

El segundo vigilante patea las vergas y Fran, de nuevo, ni se inmuta.

—¡Te voy a matar! —grita, justo cuando llega su compañero con las llaves y el taser.

Una Bala para Ciento un Cadáveres.Where stories live. Discover now