V

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El suelo comenzó a temblar, los árboles se movían de un lado a otro; incluso algunos se cayeron causando un estrepitoso estruendo. Al principio Yennefer creyó que Ciri era la causante de aquel desastre, pero al observarla, pudo ver el desconcierto e incluso algo de miedo. La hechicera apretó fuertemente a la princesa contra su cuerpo.

—¡Geralt!— gritó al ver como un remolino de viento y hojas se hacían presentes enfrente del cuerpo inerte del bardo—¡Debes de irte! ¡Trae a Jaskier contigo!— intentó acercarse a ellos, pero no podían moverse del lugar.

El brujo solamente apretó los labios antes de alzar la cabeza; ante sus ojos comenzó a materializarse un cuerpo femenino, al principio tenía ganas de matar a quien quiera que le estuviera gastando una broma, pero al no traer su espada solamente dejó el cuerpo de Jaskier para levantarse.

—¿Por qué me temes hijo?— la voz sonaba suave pero a la vez llena de autoridad—Tu me llamaste.

Geralt miró a su bardo antes de negar.

—No sé quién eres— murmuró mientras apretaba los ojos, evitando así derramar más lágrimas—así que es mejor que te vayas si no quieres resultar muerta.

—Yo jamás podría morir.

La figura terminó de aparecer, dejando pasó a una mujer de piel blanca, cabellos rojizos que caían sin orden alguno por su espalda y un largo y pesado vestido color verde que se lograba mezclar con el suelo que pisaba.

El brujo se quedó mirándola.

—Tú me llamaste con tus llantos, hijo— murmuró ella mientras fruncía el ceño—Los brujos nunca lloran, no tienen sentimientos o bueno, esa era mi intención cuando enseñé al primer humano a hacer el trabajo por el que ahora ganas dinero— se acercó a ellos pero Geralt apretó a Jaskier contra su cuerpo—¿Crees que puedo hacer algo contra mis hijos? — posó sus ojos ahora en Yennefer— Espero que tú no desconfíes de mi, hija.

La hechicera intentó moverse hacia atrás con Ciri, pero aquella mujer parecía tener más poder que ella.

—Tú también sufres, pero no lloras...aceptas el destino que te tocó— se acercó a ella hasta colocar sus manos en el vientre de Yennefer—No te mereces tener hijos, preferiste tu belleza— la hechicera pasó saliva—Fue un justo intercambio ¿No lo crees?

—¿Quién eres?

—Me sorprende que aún después de todo lo que he hecho, de a todas las personas a las que les he enseñado...no sepan mi nombre, pero está bien, lo prefiero así antes de que me estén invocando solo porque quieren un favor— ella comenzó a murmurar algunas cosas en bajo sin soltar el vientre de Yennefer—Lo único que pido a cambio es que él también sea un hechicero— musitó antes de alejarse de ellas—Cirilla, a ti al parecer no tengo nada que arreglarte...aunque me gustaría decirte tú futuro— le miró— vas a ser una excelente reina— sonrió de lado antes de volver hasta donde estaba la espalda de Geralt.

—Vete de aquí— murmuró el brujo antes de tocar los cabellos de Jaskier—No queremos tus trucos tontos y baratos— dijo refiriéndose a lo que segundos antes había hecho con Yennefer.

—No deberías hablarle así a la mujer que va a regresar a este humano a la vida— musitó mientras se agachaba para tomar una de las flores que estaban creciendo de manera descontrolada alrededor del cuerpo del bardo.

La mujer se lastimó con una espina, pero la sangre jamás tocó el suelo, solamente manchó el abdomen de Jaskier.

—¿Esa flores que son?— preguntó con nerviosismo Geralt al ver como estaban intentado crecer en sus manos.

Recuerdo no olvidarte | GeraskierDonde viven las historias. Descúbrelo ahora