Capítulo 4. OBJETIVO ALCANZADO

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—¿ESTÁS LOCA O QUÉ TE PASA? —gritó Takato con todas sus fuerzas, asustando a sus dos acompañantes—. Acabas de exponerme, aunque sospechaban que Chunta y yo éramos pareja, nada se había confirmado. Acabaste con mi carrera.

—¿Chunta? —preguntó María la única cosa que le había parecido extraña del reclamo de su supuesto hermano.

De hecho, la reacción que había obtenido era su primera de dos posibilidades; la otra era que el azabache se desmayara. Cosa que parecía estaba por hacer.

—¡María! —gritó Saijo Takato al borde de las lágrimas—, eso no es importante... ¿tienes idea de lo que acabas de hacer?

—Te lo dije —respondió la ojiazul—, vine a ayudar.

—¿Llamas a eso ayuda? —cuestionó Takato perdiendo la poca fuerza que la ira le había dado.

—Sí —respondió ella andando hasta su hermano para abrazarlo, dándole un poco de confort al presionarlo contra su calor corporal—. Puede que ahora no lo veas de esa forma, pero piensa un segundo quien está a cargo de la idea y su porcentaje de éxito en todo lo que hace.

No supo exactamente porque, pero el ojiazul se sintió un poco seguro, así que respiró profundo y, aunque el hueco en su estómago no desapareció, su dolor de cabeza disminuyó considerablemente.

» Duerme por ahora —pidió una médico de dos vidas—, descansa y relájate, así podrás disfrutar de lo que ocurra cuando despiertes... o tendrás fuerza de soportar lo que vaya a pasar.

—Ay, Dios —bufó Takato.

—Diosa, cariño —le corrigió la que, en realidad, no era una simple humana como él creía—, Diosa.

Takato sonrió moviendo la cabeza en negativas, entonces se recostó y cerró los ojos para poder terminar de tranquilizarse y, aunque no creía que fuera posible, terminó por quedarse dormido.


* *


—¿Se terminó el mundo? —preguntó Takato abriendo los ojos un par de horas después de quedarse dormido, encontrando a su pareja sentado a su lado, en su cama, absorto en lo que veía en el teléfono.

—No —respondió Junta recostándose al lado de su amado para besar su frente—, en realidad parece que las cosas se arreglarán pronto.

—¿De qué estás hablando? —cuestionó el ojiazul en serio confundido.

—Cuando te quedaste dormido, tu hermana me pidió algunas cosas y las puso en la cuenta de Instagram que ya tenía miles de seguidores, y no he podido parar de leer todos los hermosos comentarios y buenos deseos de la gente que sigue la cuenta —explicó el rubio—, están en un montón de idiomas.

—¿De verdad? —cuestionó el azabache incorporándose, aceptando el teléfono que le ofrecía Azumaya Junta.

—De verdad —confirmó Junta—, por las acciones de María pasamos de ser un par de depravados a una pareja bendecida con un milagro.

—Dios —balbuceó el azabache,

—Diosa —corrigió el rubio—, o eso dijo tu hermana.

Ambos sonrieron. Saijo Takato continuó viendo los comentarios, y luego las publicaciones, que no eran muchas aún.

—¿Y esta foto qué? —cuestionó sonrojado el mayor de los dos.

—Ah —garraspó el cuestionado—, te veías precioso dormido, así que pensé en compartirlo con el mundo. Al fin y al cabo, eres la mamá de nuestro regalo especial.

MILAGROS DE AMORDonde viven las historias. Descúbrelo ahora