Capítulo 12. FELICIDAD PLENA

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—Es imposible —respondió Heesoo, pálido como el papel y temblando de pies a cabeza—, los Betas no se embarazan.

—Vamos a llamarlo poco posible —dijo María—. Es cierto que no hay registros públicos de betas embarazados, pero eso no significa que no ocurra; es solo que se requieren algunas condiciones no muy comunes para lograrlo.

Los dos jóvenes miraron a la mujer frente a ellos con atención, necesitaban todas las pruebas existentes para poder creer con confianza lo que la médico decía.

» Para empezar, debido a la creencia de que solo las uniones Alfa-Omega son productivas, pues no se ven muchos casos de Betas involucrados con Alfas; eso reduce muchísimo las posibilidades —explicó María—, para continuar, no toda la población Alfa es dominante, que vendría a ser otra de las condiciones requeridas; lo siguiente a mencionar es que las relaciones sexuales entre Alfa y Beta son algo complicadas, y a menos sexo menos probabilidades de concepción hay; y, por último, la condición más importante sería la disposición, no solo la genética, también la psicológica. Es decir, si tu familia tiene muchos omegas podrías tener un gen por ahí que estimulara tu capacidad reproductora, y si a eso se le aúna el deseo de querer tener un bebé, pues completas los requisitos.

—¿Quiere decir que, si yo no lo hubiera...

Heesoo no se atrevió a completar esa frase, le sonaba cruel, y no quería que el bebé que esa mujer aseguraba estaba en su vientre le escuchara decirlo.

—Hubiese sido un poco difícil lograrlo —dijo María, omitiendo también la parte que el otro no se atrevió a decir—. La mente es muy poderosa, si aceptas que las cosas buenas lleguen a ti, seguro llegarán. Así que ahora tienes un regalo del cielo.

Heesoo lloró en silencio, emocionado y temeroso. ¿Será que podría explicarle todo eso a Dojun?, ¿será que Dojun lo aceptaría, acaso?

María se compadeció del joven que temblaba mientras lloraba, y sonrió adivinando sus dudas. No había manera de que su pareja se esperara eso, cuando en realidad era imposible que hubiese ocurrido de no ser por ella.

» ¿Quieres que platique con tu pareja yo? —cuestionó la mujer—. Tengo un espacio libre en poco más de una hora.

—Está bien —aceptó presto el pelirrojo—, le pediré que venga, y le explica todo, por favor.

—Claro que sí —dijo María, completamente enternecida de que el joven ni siquiera le dejara darle más opciones.

Antes de la comida tenía esa hora libre, pero después tenía toda la tarde y, de haberlo pedido, les habría atendido incluso en su hora de comida.

» Entonces, te veo en una hora.

Heesoo asintió, y sintiendo las nauseas volver a recorrerle el tracto digestivo agradeció a la mujer.

Los dos jóvenes se levantaron, ni siquiera dijeron nada más, y no le dieron la oportunidad a la médico de hacerle una ecografía a su futuro paciente. Pero creyó que estaba bien, que tal vez era mejor que ambos padres le conocieran juntos.

Ella sabía que esa chispita de felicidad era producto del amor, así que no temía a un rechazo, al menos no uno rotundo, porque la sorpresa era cosa complicada de tratar.


* *


Dojun recibió un mensaje de su esposo, y decidió posponer la reunión con sus gerentes para asistir a la cita solicitada por Heesoo.

Le pareció extraño que le citara fuera de casa, pero le alivió bastante que se hubiese sentido lo suficientemente bien para salir a ese parque donde le esperaba.

Dejó su oficina y condujo al lugar señalado, entonces vio a su casi moribundo esposo sentado en una banca, siendo vigilado por Hyesung que caminaba cerca, de la mano de su pequeño sobrino, por los andadores del parque.

—Hola —saludó el hombre llegando hasta ellos.

—Hola —respondió Hyesung tras levantar a Byul y llegar hasta él, que se había detenido de pie cerca de un pelirrojo que solo le miraba.

—¿Está todo bien? —preguntó el castaño, un poco extrañado ya por el aura misteriosa que les rodeaba a los otros dos.

—Eso espero —habló por fin Heesoo—, tengo cita médica para ahorita, en veinte minutos, así que esperaba pudieras acompañarme.

—¿Te sientes mal? —cuestionó preocupado el mayor.

Heesoo asintió, pero no dijo más, solo se aferró al cuerpo del hombre que se había sentado a su lado cuando le preguntó por su estado físico.

—¿Crees que necesitarán un taxi? —cuestionó Hyesung pretendiendo retirarse.

Lo que seguía a pasar era algo muy intimo como para estar ahí, haciendo de mal tercio.

—Tengo mi coche —respondió Dojun.

—Bien, entonces te mandaré un conductor.

—Yo puedo manejar, vine haciéndolo —informó contrariado el de lentes.

—Yo... bueno, si necesitan algo me llamas —dijo el rubio, rindiéndose a explicar algo que no sabía, pero que intuía pasaría. El mayor no podría manejar luego de enterarse de lo que se tenía que enterar—. De todas formas, ya te encuentras más tranquilo.

Heesoo asintió. Lo que fuera a pasar en el consultorio ya no le tomaría por sorpresa, porque en la poco más de media hora en el parque se imaginó todas las posibles reacciones de su esposo y las propias, también.

—¿Pasa algo malo? —cuestionó el hombre de rostro impasible.

—No, nada —aseguró el más joven—, vamos, necesitamos estar puntuales.


* *


La pareja de Alfa y Beta entraron en el consultorio, María les recibió tan cálida como pudo y, luego de saludar, explicó a la pareja de su paciente todo lo que necesitaba que supiera, iniciando por decir que su pareja estaba embarazado a pesar de no ser mujer y no ser omega.

Park Dojun no sabía qué pensar, mucho menos qué decir, así que solo guardó silencio mientras la mujer decía montón de cosas que se le antojaban a imposible, no, no se le antojaban, sabía que no eran posibles, por eso, de pronto, pensó que fuera una broma de su esposo, mas al verlo tan nervioso y asustado lo descartó.

—Sé que suena loco e imposible —dijo la mujer—, pero tengo pruebas médicas que confirman el estado del señor Heesoo, además, si me lo permiten, quisiera hacerle una ecografía ahora mismo.

En los pulmones de Heesoo se agolpó el aire. La palabra ecografía, y lo que implicaba, le provocó que el corazón se le subiera a la cabeza y le retumbara fuerte en los oídos, haciendo que su cerebro dejara de funcionar bien.

Dojun, por su parte, abrió los ojos enormes y, sin siquiera parpadear, observó fijamente todo lo que su esposo y la médico hacían, eso fue hasta que sus lágrimas escapando de sus ojos le obligaron a cubrirse el rostro.

Luego de varios movimientos, su amado, sobre un sillón demasiado ridículo, permitía que la mujer le sobara el abdomen con un aparato curioso, y cuando le vio llorar con una bellísima sonrisa entre los labios, no pudo evitar mirar lo que él miraba, lo que todos escuchaban, y emocionarse hasta la médula.

Era cierto que no lo había considerado, porque estaba seguro de que no se podía, pero ahora que veía era su realidad no podía más que amarlo demasiado.

María le dio algunas indicaciones a Heesoo cuando le entregaba la primera ecografía de su bebé, luego ambos fueron al escritorio y tomaron asientos encontrados, María detrás del escritorio, Heesoo frente a él, justo al lado de su mudo esposo que, al sentirlo cerca, le tomó la mano con fuerza.

Dojun no dijo nada, pero Heesoo lloró de nuevo, sintiendo la felicidad llenarle el alma plenamente ahora. Había ocurrido su mejor escenario, uno en que recibía el apoyo total de ese que le amaba, así que en serio se sentía feliz. 


Continúa...

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