Capítulo 10. FAMILIA ICHIJOU-SENA

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—¿Crees que le guste su regalo? —preguntó Izumi viendo el bolso que le había comprado a su madre para su cumpleaños.

—Creo que es innecesariamente grande —respondió Ryouma que, sentado en la alfombra de su casa, jugaba con el par de niños sentados ahí también.

—Innecesariamente grande te parecían las pañaleras cuando las compramos —recordó Izumi—, y ahora cargamos dos a reventar y a veces nos faltan cosa.

—Eso es cierto —concedió el mayor alargando la cara—, además, estoy seguro de que ni pelará la bolsa, ella estará encantada con la visita.

—¿Puedes creer que me pidió, de nuevo, que vivamos en su casa? —cuestionó el rubio.

Ryouma sonrió, le creía porque la señora Nagisa le había pedido que convenciera a Izumi de que lo hicieran.

Pero él no podía ayudarle con eso, aunque de pronto era difícil sobrellevar su situación como padres primerizos de mellizos, amaba su privacidad y la manera en que su relación familiar se fortalecía luego de otra noche de pañales, llantos y desvelos.

Además, las cosas eran más calmadas ahora, los chicos cumplían siete meses ese día, y sus llantos nocturnos eran casi inexistentes a tales alturas, eso le sugería que con el tiempo sus vidas ganarían un poco más de paz.

» Bien —dijo Izumi tras terminar de acomodar todo en las pañaleras, y dejándose caer en la alfombra donde Ryouma había servido de señuelo para distraer a Kenta y a Kenji, que odiaban ver que sus padres guardaran sus cosas—. Te toca llevar todo al coche.

Ryoma sonrió, el trabajo pesado siempre era para él, y sin queja alguna se puso de pie para hacer lo que el otro pedía.

El de cabello oscuro comenzó a sacar cosas, comenzando con las carriolas y portabebés, luego las pañaleras y bolsos, entonces volvió para llevarse a sus hijos mientras Izumi cerraba la casa.

Era demasiado complaciente entrar y salir de su hogar, porque cada que los mellizos le veían entrar balbuceaban montón de inentendibles cosas y aplaudían dando saltitos, luego, cuando salía, le decían adiós con sus manos y le mandaban besos.

Amaba como nada su familia, y agradecía demasiado ser parte de ella.

Cuando terminó de cargar todo, también se dejó caer en su alfombra, y abrazó al más pequeño de sus hijos, el que había nacido segundo, y que, a pesar de ser el pequeño, era un poco más grande y robusto que su bebito mayor.

Ryoma besó con ternura a su nene, y vio cómo se sacaba pronto para buscar con la mirada a su hermano mayor, ese que, sentado en las piernas de su papi, tomaba el juguete que a Kenta se le había ido de las manos.

Sintiendo como el niño en sus brazos se abalanzaba a Kenji, Ryoma recargó su espalda a la de su pareja, empujándole un poco y haciéndole renegar.

Su vida era placentera, por eso sonrió complacido. Izumi pensó que su amado ya estaba loco, por eso le miró con un poco de pena, luego también sonrió. Después de todo lo que habían pasado, quedar locos no era para menos, menos mal ambos estaba locos pero de felicidad. 

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¡Admiren la belleza de esos pequeñitos!

Y con esto terminamos a la segunda pareja que terminó siendo dos parejas xD

Deseo les encantara la historia y esperen con ansias las aventuras de María y sus nuevas víctimas. Pueden votar por ellas en un comentario. 


Continúa...

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