Capítulo 16. BEBÉ PARA UNA PRINCESA

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—¿Cuánto tiempo más planeas cuidar esa chispita? —preguntó Joss a María que, recargada al respaldo de su sillón de trabajo, acariciaba con ternura una chispita que tenía más de una semana resguardándose en su regazo.

Era extraño que la diosa permaneciera más de dos o tres días con un milagro de amor no concedido, usualmente, al tercer día le permitía fundirse en ella y descansar en paz.

—Tengo un presentimiento —respondió la azabache mirando con ternura la lucecita que se aferraba a ella—, creo que si le permito desaparecer me arrepentiré toda la vida, y soy inmortal.

—María —habló Joss con un poco de cansancio, los presentimientos de su amada eran la antesala de una idea que terminaría en locura—, si ellos realmente desean el milagro, lo pedirán de nuevo.

—No lo entiendes —aseguró la mujer—, esta chispita es en serio especial, tiene que ser ella, pero no es el momento adecuado, así que esperaré un poco más.

—¿Cuánto es un poco? —cuestionó el rubio casi resignado.

—Solo un poco —respondió María sintiendo como resonaban las palabras de ese hombre en su corazón:

"Quiero quedar embarazado de tu amor"

Eran tan románticas que en serio se moría por acceder a la petición, pero la pareja enfrentaba algunas cosas complicadas, necesitaba que se dieran cuenta ambos lo que eran para el otro antes de complicarles la existencia con un bello e inesperado regalo.

Pero el dolor que Ryuji enfrentó ante la petición de llenarlo con su semilla no le permitía a María decir que sí, como quería, porque, sin duda alguna, era un bebé deseado, incluso Ryuji lo había llamado así: su bebé.

"Si tan solo pudiéramos tener un bebé... entonces podría retenerlo toda la vida"

Fue el pensamiento de Himejima Aki, mientras se entregaba por completo a Ryuji, ese hombre que le amaba con toda su alma.

"Mi estómago está lleno de las semillas de Ryuji, y estoy feliz. Me siento tan feliz por esto"

María vio de lejos todo lo que a ese par rodeaba pero, aunque veía claro que ambos se amaban, mientras ellos no se dieran cuenta ella no haría ningún movimiento. 

Sin embargo, la lucecita que guardaba consigo no perdía intensidad, eso le hacía confirmar que era un milagro merecido.

"Si yo fuera mujer me habría podido embarazar del hijo de Ryuji y criarlo en su memoria"

Un doloroso pensamiento de Aki que, desesperado, ansiaba un poco de información sobre el paradero de Ryuji. Era demasiado frustrante su desaparición, sobre todo después de darse cuenta lo que sentía por él.

Pero las cosas se solucionaron y, cuando Aki respondió "Sí" al "¿Me amas?" que preguntó Ryuji, María decidió que era el momento perfecto para que ellos obtuvieran su anhelado deseo.


* *


—¿Qué crees que te haya hecho daño? —preguntó Ryuji viendo como su pálido Aki estaba medio moribundo en el sillón—. No deberías comer cualquier cosa, aunque se vea linda.

Aki no respondió. Era difícil resistirse a las cosas lindas, hacía tiempo que ni siquiera le importaba el qué dirán. Se sentía tan pleno que solo accedía a todos sus caprichos, pero esa había sido una mala decisión, al parecer.

MILAGROS DE AMORDonde viven las historias. Descúbrelo ahora