6. Sentimientos Correspondidos. (E)

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Mientras tanto...

Stanley y Amy caminaban en silencio por el pueblo, pero no era un silencio incómodo. Era uno... lindo. Fueron a la sinagoga, a la cantera, hasta sus viejas casas.

Eso les había servido para recordar lo que había pasado ese verano. En algunos ratos platicaban sobre sus vidas después de aquel verano.
Stan no dejaba de mirarla. Extrañaba pasar tiempo con ella.

— Me alegra mucho que te estés dedicando a algo que te apasiona — habló Stanley con una sonrisa.

— Gracias, también me alegro por ti — le devolvió Amy el gesto.

El hombre sentía la necesidad de preguntarle a la mujer porque no estaba casada, pero no quería hacerla sentir mal. Sin embargo, no lo soportó más y respiró hondo.

— Así que... ¿No estás casada ni comprometida? — preguntó Stan con duda.

En ese momento, la sonrisa de la mujer se desvaneció ante esa pregunta. Un silencio un poco incómodo se formó entre ellos, hasta que la mujer decidió romperlo.

— No, aún no — respondió la castaña cabizbaja.

— Si no es indiscreción, ¿por qué no?

— Bueno... yo... no me he interesado en nadie, es todo. Además, tengo a mis hijos... Normalmente no me han visto con ningún hombre — explicó un poco nerviosa — . ¿Y tú? Estás casado, ¿no?

— Sí... — asintió el de rizos — ... pero... lo estuve pensando y... creo que me separaré de ella. Patty no era la mujer que yo esperaba que fuera.

Fue en ese momento cuando la mujer sintió que aún tenía la oportunidad de estar con él, pero a la vez se sentía mal porque Stan dejaría a su mujer por ella.

Después de aquella conversación los dos adultos llegaron al hotel y ambos se quedaron parados enfrente del edificio.

— Stan. ¿Estás bien? — preguntó Amy al ver que el hombre miraba hacia abajo.

— ¿Puedo decirte algo? — preguntó cabizbajo y la mujer asintió — Bueno... Cuando Mike me llamó, miles de recuerdos cruzaron mi mente. Tanto malos como buenos. Pensé en hacer la única jugada lógica... retirarme del juego. Antes de cometer esa locura, recordé algo, o mejor dicho a alguien — explicó dedicándole una mirada fugaz a la mujer.

— ¿A quién recordaste? — preguntó la castaña acercándose a él.

— A ti, te recordé a ti — respondió él mientras tomaba las manos de Amy — . Recordé tu voz, tu sonrisa, tu mirada... Recordé todo de ti — habló haciendo que la mujer se sonrojara.

Stan... — murmuró ella.

Dicho esto el hombre se acercó lentamente a la castaña para besarla y en ese momento la puerta se abrió, dejando ver a Beverly un poco preocupada.

— Chicos, aquí están — suspiró ella aliviada — . Vengan.

Los dos entraron. Stan tardó en entrar ya que miró su mano, justo donde estaba su anillo. Se lo quitó y lo lanzó con todas sus fuerzas. Al entrar, pudo ver que su amiga pelirroja estaba algo asustada y temblaba.

— ¿Qué pasó?

— ¿Dónde están los demás?

— Richie quiere irse y Ben trata de convencerlo de que se quede. Está asustado, también yo — respondió con la voz temblorosa a las preguntas de sus amigos — . A todos nos asusta. Es lo que me preocupa, porque es lo que quiere Eso.

— Oye, tranquila — la tranquilizó Amy abrazándola y ella correspondió.

— Podemos hacerlo, pero... debemos estar unidos.

It: Chapter TwoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora