35; ¡Corre! (1/2)

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DESCRIPCIÓN Donde un gran apocalipsis sucede.

* * *

Psycho de RED VELVET sonaba en los auriculares de la estudiante Lalisa Manoban. Miró con asco a todos sus supuestos compañeros de clase, que sólo tomaban y reían descontrolablemente.

Quiso cambiarse de vagón. Pero sabía que la profesora Irene, no se lo permitiría. Dijo que habían dispuesto aquel lugar sólo para los estudiantes y que debían seguir las reglas.

Lisa bufó recordando esto y se hundió más en su asiento.

—¿Por qué tan sola, Lisa?—Puso los ojos en blanco al escuchar la voz del prepotente de Jungkook. Lo miró de reojo.

Llevaba puesto el uniforme del equipo de baloncesto y la cinta que lo destacaba como el capitán de este. Su cabello con tonos rojos estaba despeinado y no podía negar que el chica era guapo, pero muy creído para su gusto.

—¿Qué quiere, Jeon?— Preguntó sin quitar sus ojos de las calles.

—¿Dónde están tus amiguitas?


Lisa lo miró con una ceja alzada.

—Como si no supieras. Están con tus amiguitos. Desde que las chicas se volvieron novias de ellos, me dejaron de lado.—Se quejó la tailandesa.

Jungkook quiso reír al verla con el ceño fruncido; pero sabía que si lo hacía, Lisa probablemente le daría un golpe en el rostro.

—Jennie está con Yoongi, Rosé con Jimin y Jisoo con Namjoon. Deberías saberlo.

–Sólo faltamos tú y yo.— Susurró pícaro.

Lisa quiso vomitar.

Jungkook siempre le ha dejado claro a Lisa que le gusta. Mejor dicho, que le encanta. Desde que la conoció hace diez años, ha estado detrás de ella; con la esperanza de que la niña de sus ojos, le haga caso en algún momento. Era persistente.

—Jungkook, yo-

Antes de que pudiese decir algo, un grito agudo y desgarrador que provenía del vagón delante de ellos, los asustó a más no poder. Lisa instintivamente se agarró del brazo de Jungkook, que era lo más cercano que tenía.

–¡¿Qué fue eso?!—Escuchó como Jennie gritaba en los asientos de adelante.

—¡Lisa!

Jisoo llamó a la menor de sus mejores amigas.

—¡¿Lisa estás bien!?— Preguntó Rosé preocupada, mientras miraba a su alrededor con miedo.

—Sí, unnies. No hay que asustarnos.— Dijo casi más para ella, que para sus amigas.

El tren se había detenido abruptamente y todo se había convertido en un silencio sepulcral.

La profesora Irene y el director de la institución Jin, a la cual pertenecían estos chicos, tragaron saliva fuerte mientras se miraban nerviosos.

cincuenta besos » one shots lizkook.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora