49; Carta.

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DESCRIPCIÓN Donde Lisa le oculta la verdad a Jungkook.

Cortico.

* * *

— Lili ¿Te sientes bien en verdad?— Me preguntó Rosé, mirándome con el pánico escrito en su mirada. Intenté contener la mueca de dolor, cuando me acomodé en la cama.— Tal vez sea el bebé. — Dijo y sonreí al saber que no era así.

— No, Rosie. El bebé está bien.— Le respondí y toqué mi barriga que ya estaba notablemente grande para los ocho meses que tenía.

— Jungkook me llamó y tuve que mentirle. No me gustó, pero sabes lo histérico que se pone con el embarazo.

Eso me hizo sonreír. Jeon Jungkook era el mejor hombre que me pudo haber dado la vida. Me amaba en cantidades irracionales y me cuidaba hasta que se olvidaba de hacerlo con él mismo.

Desearía decirle la verdad, pero simplemente no podía. No me daba el corazón para que él recibiera aquella noticia.

— Rosie...— Llamé a mi hermana.— ¿Podrías traerme papel y lápiz?— Le pregunté, me miró confundida pero al ver mi rostro se dio cuenta de que era necesario.

A veces las mentiras hieren y queman al que las dice, pero nadie sabe qué guarda cada una de ellos. No sabía si Jungkook me odiaría después de lo que escribiría en aquella carta, pero sólo quería que entendiera mi posición.

Nuestro hijo era algo que se había vuelto en un sueño involuntario. Nosotros no planeábamos formar una familia a tan temprana edad, pero hay muchas cosas que suceden abruptamente.

Yo tampoco planeaba tomar esta decisión, pero aún así sucedió.

* * *

Querido, Jungkook.

No me caben las palabras para describir lo mucho que te amo. Todo lo que me haces sentir con cada beso y caricia. Tú sabes que te amo con mi vida entera. Así como yo sé que tú lo haces.

No esperé escribir esta carta en ningún momento. Pero aquí estoy, con un dolor insoportable y no por nuestro hijo.

Es algo que te he ocultado por tanto tiempo, que empezó a lastimarme emocionalmente.

Sé que todo el mundo cree que mi pelo empezó a caerse por el embarazo. Que mi piel lucia tan pálida por todo lo que conlleva vomitar y vomitar todo. Piensan que los dolores abdominales eran por las pataditas del bebé.

Pero no es así.

La razón por la cual nuestro médico te dijo que mi embarazo era de alto riesgo y que debías cuidarme demasiado, no era porque mi sistema inmune fuese bajo. Bueno, sí está bajo, pero por otras razones.

Kook, me diagnosticaron cáncer.

Tengo cáncer y ya hizo metástasis.

Perdóname, se que debí decirte. Pero sabía cuál sería tu reacción y tus palabras. Ibas a velar primero por mi y te olvidarías de nuestro sueño de ser padres, mi amor. Te olvidarías de ti, una vez más.

Pero ya no hay nada que hacer por . Así sea interrumpido el embarazo, no me quedan más esperanzas.

Por eso, tomé una decisión que debí haberte consultado, pero no quise.

Nuestro doctor me dio la oportunidad de elegir. Mi vida o la del bebé. Creo que ya sabes la respuesta si estás leyendo esta carta.

Si sigo serán quimioterapias y dolores, que yo no soportaría. Lo sabes. Pero nuestro bebé tiene una vida por delante. Te haría tan feliz.

Y sería un recuerdo mío para ti.

Por favor, cuida de él. Dale todo el amor que yo no alcancé a darle.

No dejes que se olvide de mi.

No te olvides de mi.

Te amo. Te amo más de lo que debería, Jungkook. Gracias por hacerme la mujer más feliz del mundo en estos tres años.

Espero verte en otra vida.
Siempre tuya, Lisa.

* * *

El chico se acercó nervioso a la ventana. Sus ojos rojos por haber llorado tanto. Su mano en puño mientras apretaba aquella hoja. La mirada clavada en una sola camilla que destacaba ante sus ojos, entre las demás.

Allí estaba su hijo.

No tenía nombre, pero para Jungkook eso era lo último que pasaba por su mente.

Puso sus manos en aquel vidrio, admirando a su hijo desde la distancia. Se parecía tanto a ella. Era como su retrato viviente. Cerró los ojos y bajó la mirada, conteniendo el llanto. Rompió la carta en pedazos y negó con la cabeza, queriendo mantenerse fuerte.

— Kook...— La voz suave de Rosé llamó su atención. Volteó para verla.— Ya puedes entrar.— Le avisó con una sonrisa.

Jungkook asintió frenéticamente y le dio una última mirada a su hijo.

Con los pasos apresurados, siguió el desesperante sonido que hacían los tacones de Rosé al caminar. Hasta que llegaron a una puerta tan blanca, que le dieron escalofríos.

Rosé lo miró con una pequeña sonrisa y supo que era momento de dejarlo solo. Así que puso una mano en su hombro en señal de apoyo, para después marcharse.

Jungkook suspiró y abrió la puerta.

Y entonces la vio.

Lalisa estaba recostada en aquella cama. Estaba conectada a demasiados aparatos. La máquina a su lado, le confirmaba que seguía viva y eso de algún modo tranquilizaba su corazón.

Se acercó rápidamente, cayendo de rodillas a su lado y tomandola de la mano. Aún no despertaría, pero sentía que podía escucharlo.

— Lo hiciste tan bien, cariño.— Dijo el chico, con la vaga esperanza de que abriera sus ojos.— Eres tan fuerte.

Jungkook había leído la carta minutos después de que a Lisa la hubieran llevado al hospital, ya que había roto fuente.

No lo dudó ni un segundo y llamó a su mejor amigo que también es médico, Kim Namjoon. Aunque estaba histérico a más no poder e intentaba no chocar su auto, logró contarle todo a Namjoon.

Y así, en un proceso de dieciocho horas, en casi un milagro no solo nació su hijo, sino que también Lisa se aferró a la vida con dientes y uñas.

Jungkook no permitiría que nada malo sucediera de nuevo, no bajo su vista.

Él no dejaría que los dos amores de su vida se fueran.

cincuenta besos » one shots lizkook.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora