tres.

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03.| MARCAS DE MORDIDAS Y LA NIÑA-BUENA GILBERT.

      Observando su reflejo en el espejo, Laurel soltó un suspiro y miró las dos marcas sobre su cuello. La pelirroja torció su cuello un poco más para notar que un par de moretones estaban apareciendo alrededor de la herida, lo que la hacía querer golpear al vampiro incluso más. Pero ya que ella sabía que solo conseguiría un comentario inteligente sobre golpear como una chica, en su lugar tomó su corrector y polvo translúcido, ocultando las marcas. Una vez que estuvieron cubiertas, salió de su habitación en un par de jeans rotos y una remera de cuello v negra.

      Cuando ingresó a la cocina, sus ojos aterrizaron en un Damon sin camisa cocinando el desayuno. Ella rodó los ojos antes de golpear la puerta, haciendo que él la mirara. El vampiro la observó un momento con una pequeña sonrisa antes de devolver su atención al horno. Cruzando sus brazos por sobre su pecho, los ojos de la chica se dirigieron a la sartén que estaba sobre el horno.

      —Es bueno verte haciéndome el desayuno—, dijo Laurel y Damon soltó un pequeño bufido —. ¿Qué? ¿No me estás haciendo el desayuno? ¿Incluso cuando te dejé alimentarte de mí anoche?

      —Bueno, tal vez me gustan mis huevos pasados—, respondió Damon con un guiño, lo que hizo que ella resoplara.

      —En realidad, me gustan mis huevos en el punto perfecto. Deberías haberle preguntado a Stefan, al menos él sí lo sabe—, le molestó Laurel mientras se acercaba y se sentaba sobre la mesada al lado de la cocina. Damon levantó su mirada de la sartén antes de darle vuelta a un panqueque —. Entonces, ¿qué está en el menú del desayuno de Damon Salvatore?

      —Oh, lo usual, pelirroja—, respondió Damon —. Huevos, tocino, panqueques.

      — ¿Qué? ¿No hay salchichas?—, inquirió ella y él le da una mirada, a lo que ella responde con un guiño.

      —Estás increíblemente arrogante hoy, ¿qué pasa? ¿El veneno vampírico que está en tu cuerpo te da una personalidad alterna?—, cuestiona Damon, haciendo que ella riera —. No lo estás negando.

      —Claro que lo estoy haciendo—, replicó ella mientras tomaba su teléfono de su bolsillo y lo posaba sobre la mesada. Ella miró la pantalla para ver que tenía un nuevo mensaje por parte de la pandilla de Mystic Falls. Ella suspiró, lo que llevó a Damon a quitarle el móvil —. ¡Damon!

      —Ooooh, parece que la niña buena Gilbert te escribió—, anunció Damon, mirando la pantalla de bloqueo —. ¡Y parece que está culpando por los problemas en su paraíso! ¿Nunca pensaste en contestarle algo que la haga, oh, no lo sé, dejarte en paz?

      —Damon, es Elena de quién estamos hablando—, señaló y recuperó su teléfono —. Cuando me involucro en su relación conStefan, solo para ayudar a Stefan a arreglar todo, ella se pone--.

      — ¿Tensa?—, sugirió Damon.

      Laurel soltó un pequeño suspiro antes de asentir —. No me gusta cuando sabes exactamente lo que voy a decir.

      Damon tomó un plato del gabinete que se encontraba arriba de él y lo colocó frente a ella. Él deslizó dos panqueque sobre el plato antes de acompañarlo con dos huevos fritos y tres piezas de tocino —. Debo decirlo, soy un amigo asombroso y un cocinero asombroso.

      Laurel se llevó un pedazo de panqueque a la boca e hizo una cara de reflexión al masticarlo antes de tragarlo. Miró a Damon y soltó una pequeña sonrisa —. No lo sé, Damon. Stefan hace un increíble desayuno.

      — ¿Eso es antes o después de tener sexo?—, inquirió Damon, lo que hizo que la pelirroja se ahogara con el nuevo bocado que se había llevado a los labios. Ella lo miró con los ojos abiertos antes de entrecerrarlos —. Lo siento, aunque no lo siento. Ya deberías saber que no voy a dejar de ser sincero contigo.

      —Sí, haciéndome preguntar si nuestra amistad realmente vale la pena—, admitió y Damon fingió estar dolido al posar una mano sobre su pecho. Laurel lo observó mientras se gira y colocaba los platos sucios en el lavaplatos, antes de volver a ella.

      —Estaba pensando que, después del desayuno, podemos ir a divertirnos—, sugirió Damon, alzando las cejas.

      — ¿Tú tipo de diversión, o el mío?—, preguntó ella.

      —No lo sé, ¿prefieres verme cazar tres personas para el desayuno, o preferirías ir a un bar?—, inquirió Damon.

      —Damon, son las diez de la mañana—, le recordó Laurel.

      —Es happy hour en algún lugar—, sonrió Damon.

      —Ugh, a veces me haces desear que aún estuviera en Mystic Falls—, gruñó ella.

      Damon rodó los ojos antes de salir de la cocina. Laurel continuó con su desayuno y, justo cuando terminó, Damon salió de su habitación con un nuevo outfit. Ella lo miró desde la cocina mientras colocaba los platos sucios en el lavaplatos, antes de deslizar sus manos dentro de sus bolsillos. Le dio una pequeña sonrisa antes de caminar hacia el sofá y lanzarse sobre el.

      Abriendo su email, pudo ver que Elena seguía intentando contactarla sobre Stefan. Los primeros emails estaba enojada con Laurel, demandando qué le daba el derecho de intervenir en su relación con Stefan. Los últimos eran ella disculpándose y explicando que estaba pasando un mal momento aceptando que ella se había ido y no tenía nadie con quién desahogarse. Laurel soltó un pequeño resoplido antes de escribir un email rápido y lleno de mentiras para la castaña.

      Cuando apretó "enviar", Damon se sentó a su lado en el sofá y sus ojos se posaron sobre la pantalla de la computadora, leyendo el email. Una vez que terminó, se aseguró de hacérselo saber a Laurel —. Diablos, ¿no podías ser un poco más buena con la pequeña Elena?—, preguntó Damon —. Ya sabes que ella es el centro del universo y que todos quieren sacrificarla, ¿cierto?

      Laurel rodó los ojos antes de girarse a Damon —. Entonces... ¿el bar?

Somebody Else: damon salvatoreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora