trece.

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13.| SEAMOS VALIENTES.

      La decisión había sido tomado, y cuando Laurel se levantó de al lado de Damon fuera de la parrilla, ella no pudo evitar preguntarse si había tomado la decisión correcta. Laurel nunca quiso ser un vampiro, y tampoco sabía si quería admitir sus sentimientos por Damon. Pero lo hizo. Le dijo a Damon cómo se sentía, pero fue precipitado. Ella quiso decírselo en el momento adecuado, de la forma adecuada. Pero estaba en medio de su transición y ella creyó que iba a morir.

      Laurel odiaba ser un cliché. Y eso era en lo que se había convertido cuando decidió convertirse en vampiro. No quería ser como sus amigos. Vampiros sedientos por sangre, que nunca estaban satisfechos. Había una parte de humanidad en su transición que no quería cumplir con el plan. Decirle a Damon que había tomado una decisión sin pensarlo. Pero sabía que, una vez que le dijera a Damon que no iba a unírsele en la vida eterna, él enloquecería. Él se enojaría por completo y podría incluso apagar su humanidad.

      La pelirroja inhaló mientras se mantenía de pie al lado de Damon. Ambos observaron a la presa que Damon había elegido para ella, y entonces los pensamientos negativos inundaron su mente. ¿Y qué si ella era como Stefan? ¿Una asesina que no podía controlar su deseo por la sangre y que terminaría destrozando a su víctima? Que una vez que haya terminado, ella no podría vivir consigo misma y apagaría todo solo habiendo sido vampira unos cinco minutos.

      Damon miró a Laurel, observando cómo ella permaneció en su lugar en lugar de ir tras la humana. Él la empujó para que vaya a alimentarse, pero Laurel no pudo moverse. Sus pies no dejarían la tierra. Ellos no la llevarían hasta la humana distraída, quién estaba fumando en un callejón detrás del restaurante. Laurel miró a Damon antes de girarse y dejarlo. Damon la observó antes de soltar un suspiro.

      Él no siguió a Laurel mientras ella cruzó las calles de Mystic Falls, pasando frente al viejo hogar de su familia. Ambos de sus padres se habían ido. Sus hermanos. Y su casa permanecía allí. Sola y fría. Un caparazón de su vieja vida. Laurel inhaló profundamente antes de continuar su camino por las calles solitarias. Alzando sus ojos hacia las casas con sus luces encendidas, demostrando que aún habían personas levantadas.

      Laurel cruzó sus brazos por sobre su pecho mientras caminaba. Después de un rato, Laurel se encontró parada frente a la casa de los Salvatore. La pelirroja ingreso y se dirigió a la biblioteca. No le dijo nada a nadie, a quienes se cruzó en la habitación principal. Ellos la observaron desaparecer, todos intercambiando miradas preocupadas.

      Ella lucía terrible. Todo seguía molestándola. Su piel se erizó mientras ella tomaba asiento frente a la fogata, mirando las flamas danzantes. Su mente se deslizó a todos los recuerdos que tenía con los demás. Stefan y ella acercándose cada vez más, llegando a salir por un tiempo. Durmiendo juntos en más de una ocasión. Laurel ayudando a Caroline a lidiar con su transmisión de humana a ser una vampira.

Somebody Else: damon salvatoreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora