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14.| TE AMO, LAUREL CRAVEN.
Laurel estaba enterrada una semana después de que había fallecido. Nadie había sabido que la chica había muerto por su transición hasta que vieron a Damon bajar las escalaeras, sosteniendo su cuerpo sin vida envuelto en una sábana. Ellos sabían que era Laurel porque su cabello se deslizaba de la sabana y Damon estaba cubierto en sangre. Incluso cuando ellos sabían que ella iba a morir, Caroline colapsó al suelo, llorando en dolor.
Todos se tomaron su tiempo para prepararse para el funeral de Laurel, y Caroline estaba a cargo de todo. Ella quería asegurarse que su amiga tuviera la mejor despedida. Le dolía, pero Caroline y las chicas eligieron el ataud en el que Laurel descansaría, al igual que el vestido con el que sería enterrada. Elena eligió un vestido de lazo de color melocotón y Caroline creyó que era perfecto para Laurel. Ellas aplicaron un maquillaje natural sobre su rostro y acomodaron el vestido de acuerdo a su estilo.
Damon y Stefan estaban segadora en el techo de la casa durante la planeación, tomando tragos de la botella de Borbón. Cuando la botella se vaciaba, uno de ellos iría en búsqueda de otra antes de volver al techo. Siempre sería Stefan ya que Damon no quería entrar. Porque si lo hacía, terminaría yendo a la habitación donde estaba el ataúd de Laurel y lo abriría. Él observaría su cuerpo sin vida y pensaría en la vida que podrían haber tenido.
Stefan intentó hablar con su hermano sobre el funeral de Laurel, pero no tuvo suerte. La única vez que ellos hablaron sobre ello fue cuando Stefan la dijo que ellos necesitaban prepararse. Fue entonces cuando los dos bajaron del techo y fueron a sus dormitorios, colocándose sus trajes negros y preparándose.
Cuando todos se encontraron en el lugar, se dirigieron al cementerio antes de enterrar a Laurel en el espacio al lado de sus padres. Caroline estaba envuelta entre los brazos de Stefan mientras observaron el ataúd bajar, y todos tiraron un montoncito de tierra cuando fue el momento. Entonces, Elena les pasó una rosa a cada uno y todos tiraron la suya por turnos. Damon fue el último en arrojar la tierra y la rosa.
Mientras todos se fueron, Damon permaneció allí. Él se arrodilló sobre la tierra frente a la tumba, leyendo el epitafio de la chica. Él soltó un resoplido ante lo que leyó, siendo una descripción cliché sobre quién había sido ella. El vampiro azabache inhaló profundamente antes de asentir. Levando su cabeza, sonrió suavemente.
—Será un infierno mi existencia sin ti, Laurel—, le dijo Damon. Sin embargo, él no sabía que, justo detrás de la lápida en el Otro Lado, Laurel estaba allí de pie. Una sonrisa triste se encontraba sobre su rostro mientras lo observaba agacharse frente a su tumba. Ella cruzó al otro lado de la lápida, mirando por sobre ella antes de posar una mano sobre su hombro —. Te amo, Laurel Craven.
—Superarás esto, Damon—, le dijo, a pesar que él ni siquiera podía verla —. Lo superarás, como siempre has logrado hacerlo. También te amo.
