doce.

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12.| TE AMO.

      Ella estaba en transición. Eso era todo lo que Laurel sabía, y lo odiaba. Laurel nunca quiso ser un vampiro, y todos sus amigos lo sabían. Ellos sabían que ella nunca quiso que su vida se pusiera en pausa a la edad de diecinueve. Ellos sabían que ella quería envejecer, tener su propia familia y, tarde o temprano, morir como una persona feliz. Pero cuando los vampiros ingresaron a su vida y ella se acostumbró a ser una bolsa de sangre por la mayoría de su escuela secundaria y universidad, ella supo que estaría en una situación en la que podría cambiar. Y era justo eso lo que estaba sucediendo ahora.

      Todos estaban preocupados por Laurel, especialmente porque la chica permanecía encerrada. Ella fue llevada a la habitación de Damon después de haberse desmayado cuando la sacaron de la morgue. Su cabello rojo se enredó y la máscara de pestañas estaba manchando su rostro. Todas las cosas horribles que le habían sucedido parecían volver, y lo odiaba. Odiaba todas las cosas que había tenido que pasar, y todas las veces que casi había muerto. Laurel no quería nada más que volver al departamento de Damon y ella y quedarse encerrada.

      Pero ella salió, Katherine la secuestró y la mató. Laurel inhaló profundamente antes de llevar sus rodillas hacia su pecho. Ella posó su barbilla sobre sus rodillas, mirando por la ventana desde la cama de Damon. Todo molestaba a Laurel. La luz del sol, algunos sonidos, el deseo sin límites por la sangre humana. Ella intentó pelear en contra de su transición, concentrándose en mirar por la ventana, pero seguía doliendo.

      Sus ojos estaban sensibles, justo como se encontraba respecto a sus emociones.

      Laurel pudo escuchar a sus amigos acercarse al dormitorio, uno a la vez. Todos ellos preguntándole si necesitaba algo. Cuando fueron Elena y Stefan, ellos le explicaron que debía alimentarse si quería sobrevivir, pero Laurel los ignoró. No le importaba qué querían ellos que haga. Solo había una persona que Laurel quería ver, y él no estaba allí. Él no había ido a su habitación para chequear cómo estaba ni una vez desde que volvió de la muerte.

      Ella se encontró a sí misma constantemente mirando sobre su hombro hacia la puerta, esperando ver a Damon allí, pero nunca lo estaba. Laurel comenzó a preocuparse porque Damon no estaba allí, y supuso que él no quería verla así. A punto de volver a morir o de convertirse en una vampira. Laurel no quería verse convertirse en vampira tampoco. Ella quería seguir siendo humana o morir. Y Damon lo sabía. Lo que era probablemente el por qué él no había ido a visitarla.

      Mientras estaba sentada en la cama, ella pudo escuchar a alguien entrar a la habitación. Laurel continuó mirando al horizonte, asumiendo que era uno de sus amigos. Pero cuando no escuchó los pasos dejando la habitación, ella miró por sobre su hombro para encontrarse con Damon, apoyado contra el marco de la puerta, sus brazos cruzados por sobre su pecho. Los dos se miraron el uno al otro por un par de segundos antes que Laurel soltara un suspiro.

      — ¿Vas a quedarte allí parado y mirarme como a un animal herido? ¿O dirás algo, Damon?—, cuestionó Laurel y Damon se encogió de hombros.

      —Aún no lo sé, ¿cuál quieres?—, preguntó Damon.

      —Que vengas a estar conmigo—, respondió Laurel y Damon le dio una pequeña sonrisa antes de caminar hasta su cama y sentarse a su lado. Ella lo observó apoyarse contra el respaldo de la cama antes de mirarla —. ¿Cuándo me encontraste?

      —Lau--.

      —Damon, está bien. Quiero saberlo—, interrumpió Laurel.

      Damon suspiró —. Katherine me llamó, preguntándome si me faltaba algo importante. Me dijo que si quería verte, debería ir a buscarte antes que mueras. Cuando te encontré, seguías atada a la silla, desangrándote. Rápidamente llamé a Caroline, con quién me encontré afuera del edificio al lado de mi auto. Nos subimos y manejamos hasta aquí.

      — ¿Por qué no me diste tu sangre?—, inquirió Laurel.

      —Estaba tan apurado en traerte aquí que ni siquiera pensé en ello. No sé por qué no se le ocurrió a Caroline—, explicó Damon mientras ella asentía —. Laurel, lamento no haberte salvado a tiempo.

      —No te hagas eso, Damon—, pidió Laurel mientras se estiraba para tomar su mano. Ella le dio una pequeña sonrisa antes de bajar su mirada a sus manos entrelazadas —. Supongo que ya sabes cuál es mi plan.

      —No quieres alimentarte—, asintió Damon y la sonrisa en el rostro de ella no desapareció —. No voy a ser el hermano Salvatore egoísta que te diga que lo hagas porque no quiero perderte. No quiero perderte, Laurel Craven. Tú fuiste la única que creyó que merecía la salvación además de mi hermano. Estuviste allí para mí, incluso cuando nadie más lo estaba. Honestamente, de todos en la casa, eres la única a la que le agrado por quién soy.

      —Damon--.

      —No quiero estar aquí cuando te vayas—, irrumpió Damon —. Respeto tu decisión, pero no quiero verte morir, Laurel. No puedo pasar por eso otra vez. Creí que te perdí una vez, no puedo volver a pasar por eso.

      Damon se agachó y presionó un beso sobre su frente antes de salir de la cama y salir de la habitación. Laurel observó la puerta de su dormitorio antes de levantarse y perseguirlo. Ella pasó al lado de Elena, quién estaba en camino a su habitación, y se apuró para llegar a Damon, que estaba en la cima de las escaleras.

      — ¡Damon!—, llamó Laurel y el vampiro se giró para verla.

      Ella cerró el espacio entre ellos y presionó sus labios contra los de él, arrojando sus brazos alrededor de su cuello. Damon no dudo en besarla de vuelta y acercarla a él. Una sonrisa apareció en el rostro de Laurel mientras sus labios estaban unidos y los dos retrocedieron unos pasos hasta que su espalda golpeó la pared. Un pequeño gemido escapó de entre sus labios cuando él la apretó contra la pared y él se alejó lo suficiente para poder mirarla.

      —Voy a completar la transición—, susurró Laurel antes de que él pudiera decir algo —. Nunca quise ser un vampiro, y lo sabes. Pero si debo pasar un segundo lejos de ti, perderé la cabeza. Te necesito, Damon Salvatore, en mi vida. Porque te amo.

      Damon la observó por un par de segundos antes de sonreír —. También te amo, Laurel Craven.

Somebody Else: damon salvatoreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora