Cae la noche sin quererlo y con ella no sólo emergen las estrellas, sino también miles de sentimientos que, al igual que ellas, realmente siempre han estado ahí todo el tiempo aunque ahora lo hagan con más fuerza. Cae la noche sin que tú puedas hacer nada para controlarlo, sintiendo que tú, que algún día te dijeron dueño del mundo, ni siquiera puedes hacer lo más mínimo por impedirlo. Sintiendo que tú, que te creías invencible, también necesitas acariciar y ser acariciado por alguien.
Brilla la luna atrayendo quién sabe qué, quizás mareas, quizás fertilidad, quizás felicidad, sin que nadie les pregunte a estas si quieren ser atraídas. El mundo es un lugar inseguro donde no tienes el control de nada y eso da miedo. Algún día alguien te dijo que eres un ser libre, que puedes hacer lo que quieras, pero eso no es del todo cierto, todos somos prisioneros dentro de este mundo y todos somos esclavos del tiempo. El tiempo es nuestro mayor enemigo, él jamás perdona, y la única llave que te saca de esta cárcel se llama muerte. Siempre la etiquetaron de antagonista, pero ella siempre cura todo el dolor que dejó el tiempo asegurándose de que no vuelva más. ¿Realmente es tan mala? ¿Quién es el enemigo aquí?