Secretos
Al despertar la mañana del domingo, lo primero que sintió Adelya fue una terrible opresión en el pecho que le resultaba familiar, pero no era capaz de identificarla con exactitud. Aparte, parecía que la noche anterior había olvidado ponerse el pijama y, por algún motivo, el bajo de su túnica tenía un fuerte olor a humedad. Por si todo eso no fuera suficiente, había dormido fatal y se encontraba más cansada que antes de irse a dormir.
De hecho, no recordaba haberse ido a dormir.
Miró a su lado para ver si Hermione estaba despierta. No era normal que Adelya se despertase primero pero su amiga seguía durmiendo. Con una sensación de incomodidad en el cuerpo, cogió ropa limpia y se marcho al baño.Después de asearse y ponerse otra túnica, se reunió con sus amigos para ir a desayunar. Al llegar al Gran Comedor, las conversaciones sobre el partido del día anterior no se hicieron esperar. Adelya, Hermione y Ron se sentaron por el centro de su mesa e inmediatamente comenzaron a hablar entre susurros sobre el plan de la poción multijugos. Pero Adelya no era capaz de prestarles atención. Estaba buscando a alguien en la mesa de Gryffindor, no sabía a quién ni por qué, pero no lo encontraba.
Tenía un mal presentimiento.— ¿No deberíamos ir a ver a Harry primero? —dijo Ron mientras subían las escaleras en dirección al aseo de chicas del segundo piso.
— No, tenemos que empezar la poción cuanto antes —respondió Hermione. Iban a paso rápido, frenando en cada esquina. Surgirían muchas preguntas si alguien los veía cargando con todos aquellos ingredientes—. ¿No has oído a McGonagall?
Ron se quedó en silencio al igual que las dos chicas. Todos habían escuchado (por accidente) la conversación entre su profesora y Flitwick al salir del Gran Comedor, y los tres supieron entonces que no tenían todo el tiempo del mundo precisamente.
— Hay una nueva víctima —se atrevió a decir Adelya, el tono lúgubre de su voz provocó escalofríos en los otros dos Gryffindors—. Y esta vez no se trata sólo de un gato, se trata de un alumno, de un compañero nuestro.
Se trataba de la persona que, por ningún motivo aparente, Adelya había estado buscando durante el desayuno.
— Se trata de Colin Creevey.
La opresión en el pecho que había sentido nada más despertarse se intensificó y, entonces, Adelya pudo distinguirla claramente.Culpa.
***
Llevaban ya un buen rato trabajando en la poción cuando llegó Harry.
— Soy yo —dijo, entrando en los lavabos y cerrando la puerta. Adelya, que en ese momento se encontraba removiendo la espesa sustancia del caldero, dio un grito ahogado y soltó el cucharón del susto.
— ¡Harry! —dijo Hermione—. Vaya susto que nos has dado. Entra. ¿Cómo está tu brazo?
— Bien —dijo Harry, metiéndose en el retrete. Habían puesto un caldero sobre la taza del inodoro, y un crepitar que provenía de dentro indicaba que habían prendido un fuego bajo el caldero. Prender fuegos transportables y sumergibles era la especialidad de Hermione.
— Pensamos ir a verte, pero decidimos comenzar a preparar la poción multijugos —le explicó Ron, después de que Harry cerrara de nuevo la puerta del retrete—. Hemos pensado que éste es el lugar más seguro para guardarla.
Harry empezó a contarles lo de Colin, pero Hermione lo interrumpió.
— Ya lo sabemos, oímos a la profesora McGonagall hablar con el profesor Flitwick esta mañana. Por eso pensamos que era mejor darnos prisa.
— Cuanto antes le saquemos a Malfoy una declaración, mejor —gruñó Ron—. ¿No piensas igual? Se ve que después del partido de quidditch estaba tan sulfurado que la tomó con Colin.
—Hay alguien más —dijo Harry—. Dobby vino en mitad de la noche a hacerme una visita.
Adelya, Ron y Hermione levantaron la mirada, sorprendidos. Harry les contó todo lo que Dobby le había dicho... y lo que no le había querido decir. Los tres lo escucharon con la boca abierta.
—¿La Cámara de los Secretos ya fue abierta antes? —le preguntó Adelya.
—Es evidente —dijo Ron con voz de triunfo—. Lucius Malfoy abriría la cámara en sus tiempos de estudiante y ahora le ha explicado a su querido Draco cómo hacerlo. Está claro. Sin embargo, me gustaría que Dobby te hubiera dicho qué monstruo hay en ella. Me gustaría saber cómo es posible que nadie se lo haya encontrado merodeando por el colegio.
—Quizá pueda volverse invisible —dijo Hermione, empujando unas sanguijuelas hacia el fondo del caldero mientras Adelya acababa de triturar los crisopos en el mortero—. O quizá pueda disfrazarse, hacerse pasar por una armadura o algo así. He leído algo sobre fantasmas camaleónicos...
—Lees demasiado, Hermione —le dijo Ron, echando los crisopos triturados encima de las sanguijuelas. Arrugó la bolsa vacía de los crisopos y miró a Harry—. Así que fue Dobby el que no nos dejó coger el tren y el que te rompió el brazo... — Movió la cabeza—. ¿Sabes qué, Harry? Si no deja de intentar salvarte la vida, te va a matar.
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Adelya y la Cámara de los Secretos - Harry Potter
FanfictionVolvió a mirar el cuerpo moribundo de Ginny. Apenas respiraba, pero seguía viva. Se giró hacia Tom, que permanecía con sus ojos clavados en ella. - ¿Me vas a matar a mí también? -preguntó Adelya - ¿Matarte? -el joven soltó una risita grave. A...