Capítulo 5.

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—Ok, no es la comida más saludable pero... —dejó de hablar al ver que ambos erizos no estaban en la camioneta. —¿Chicos?

Dejó la comida en la cubierta (capó/cofre) del auto y al ver el bar se temió de que los dos estaban ahí, así que fue directo al bar. Al entrar buscó con la mirada a ambos jóvenes y al adentrarse más, vio que estaban en una mesa, se acercó y pateó el banco donde estaba sentado el cobalto.

—¡Saludos compa! —inclinando el sombrero.

—No soy tu compa, nos vamos.

—¡Pero hay una banda de covers de ZZ Top, tienes que ver sus barbas!

—Otro día con más tiempo, vámonos rápido. ¿Y cuál es tu excusa? —dijo preguntando a la albina.

—¿Qué? ¿Acaso querías que lo dejara solo en un lugar como este? ¡Obviamente que no podía! —empieza a susurrarle. —Además, me tendió una trampa, sin mencionar que fue persuasivo conmigo al entrar a este lugar. 

—¿Persuasivo? Como sea, debemos irnos ahora.

—Di que sí, prometo no decir otra palabra el resto del viaje. Comenzando, ahora.

Los dos vieron al cobalto con cara de "más te vale", de ahí vino la camarera que aún me seguiré preguntando el porqué no vino antes a atenderlos.

—Bienvenidos al Pistón, ¿qué les sirvo amigos?

—Quiero nachos, alitas búfalo y guac. Suena divertido, ¿no? Guac, guac, guacamole.

—Hey, aquí no dejan entrar niños y, ¿qué tiene en la cara? ¿Una máscara?

Interfirió en la pequeña conversación. —Señorita, ¿acaso nunca ha visto a dos personas enanas con enfermedades raras en la piel? Créame que es molesto cuando piensan que eres un niño en Halloween cuando en realidad tienes treinta y ocho años.

—Disculpe, no era mi intención ofenderla.

—No se preocupe y, ¿podría traer lo que pidió mi amigo junto dos bebidas sin alcohol por favor?

—Claro, ahora vuelvo.

Cuando la camarera se retiró, Tom miró con duda a (T/N) por tal información ya que la erizo aparentaba (y actuaba) ser mucho más joven que él.

—¿Qué?

—¿Enserio tienes treinta y ocho?

—Tengo/Tiene trece años. —dijeron los dos jóvenes al mismo tiempo.

–Además ¡Nunca me había sentado en el banco de un bar, que asiento tan blando! ¡Hay miren, da vueltas! —empezó a girar en el asiento mareándose en el acto. —Hay que mareo.

—¿Te diviertes? ¿Lo tacharas de la lista de pendientes, eh? Que buena noche para ti.

—¿Qué es la lista de pendientes? —preguntaron ambos preadolescentes.

—Lista de pendientes es... Una lista de cosas que quieres hacer en la vida antes de... Bueno, estirar la pata.

—¡Nunca le he estirado la pata a nadie, tengo que hacer mi lista!

—Sonic, eso no es lo... Olvídalo.

Sonic corrió y le robó una libreta y lápiz a otra persona del bar, volvió a su asiento y empezó a escribir todo lo que deseaba hacer.

—Ajá... Mmm... Jajaja Sonic... Ajá... Ajá... —dejó de escribir con una mirada triste.

—¿Qué ocurre? —preguntó (T/N).

—Son muchas las cosas que nunca he hecho y ahora que nos iremos de la Tierra para siempre... Ya no las podré hacer.

Ahora tanto el oficial como la chica se sentían culpables de que el oji-esmeralda no pudiera hacer lo que quería realizar en la Tierra, ambos se miraron cómplices y la chica formuló un "Por favor" silencioso, pidiéndole permiso al mayor de quedarse un poco más. 

Sonic The Movie (Sonic x Lectora) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora