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— ¿Puedo pasar, HoSeok?— el mayor asiente con el asombro aún en su rostro, tal vez estaba soñando

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— ¿Puedo pasar, HoSeok?— el mayor asiente con el asombro aún en su rostro, tal vez estaba soñando.

— ¿Q-que haces aquí?.— La mirada de JiMin se encuentra con la de HoSeok y no lo soporta más, la distancia se acorta y sus labios chocan en un necesitado beso, que un HoSeok demasiado asombrado y con sentimientos encontrados corresponde.

A la mierda las palabras, las acciones valían más que simples palabras las cuales el viento se llevaba.

Sus bocas pelean una con la otra, un beso que demostraba todo su sufrimiento, sobre todo ese amor guardado que ambos tienen pero por miedo no confesaban.

A JiMin ya no le importaba nada más que besar los dulces y venenosos labios de HoSeok, no le importaba el que dirán de los demás, por que si, estaba loco, perdidamente loco por Jung HoSeok.

Por qué a esa historia le hacía falta una segunda parte, una donde su amor sería el protagonista.

— Lo siento, HoSeok, perdoname por dejar de luchar por esto.— las lágrimas de JiMin son presentes una vez más.

— Ambos somos culpables... No tienes que pedir perdón. Te amo JiMin, y ya no tengo miedo a decírtelo, me enamore perdidamente de ti... y perdoname tú a mi por todo lo que te dije.— HoSeok besa cortamente los labios de JiMin y lo observa detenidamente.

Una vez más la distancia se acaba y sus labios se vuelven a encontrar, esta vez siendo apacionado, volviendo el ambiente más cálido.

El cuerpo de JiMin se sentía arder, el toque de HoSeok siempre causaba cosas inigualables, cosas que nadie lo había hecho sentir.

De un momento a otro la ropa paso a segunda fase, y ambos ya se encontraban tendidos en la gran cama de HoSeok, sus manos acariciaba con dulzura sus cuerpos, todo lo que las palabras no podían expresar las caricias lo hacían.

Los gemidos de ambos hacían eco en la sala de estar, sus corazones latiendo con rapidez al igual que su respiración.

Todo era diferente, nada era apresurado como solía serlo, ambos disfrutaban de cada toque, cada beso y cada rose. Ningún detalle pasaba desapersivido para ninguno. Las penetraciones de HoSeok eran lentas, mientras sus labios besaban el rostro, cuello y pecho de JiMin, dejando pequeñas marcas sobre su piel. De ninguna manera dejaría ir nuevamente a JiMin, haría de todo por tenerlo a su lado por siempre.

Haría todo lo posible por enamorar completamente a Park JiMin.

— A-ahh... Prometeme que te quedaras.— JiMin clava sus uñas en la espalda de HoSeok y suelta un sonoro gemido.— Pro-prometemelo, HoSeok...

— Te lo prometo...

El menor sonríe al escuchar a HoSeok y siente el maravilloso orgasmo llegar a su cuerpo, llevándolo a su límite. El mayor gime en alto al sentir como la  entrada de JiMin lo aprieta aún más y de igual manera se corre dentro del menor.

— No tienes idea de cuánto te extrañe...— HoSeok besa una vez más los inchados labios de JiMin y sale de éste para recostarse a un lado de él. Pasa sus brazos por su cintura y lo atrae a su cuerpo en un cálido abrazo.

— También te extrañe... Ya no podía estar sin ti, trate de olvidarlo, profesor, pero mi capricho pudo más.

Ambos ríen y después todo se queda en silencio. Cada uno perdido en su propio mundo de pensamientos y con una gran sonrisa en sus rostros.

Pero compartiendo un mismo pensamiento; lo prohibido muchas veces suele ser lo más hermoso y complicado.

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 P R O H I B I T E D (HopeMin) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora