Noviembre 11 de 1981.
Londres, Inglaterra.
"Hostipal San Mungo de Enfermedades y Heridas Mágicas".
00:45 am.
Los Sanadores, ayudantes y aprendices corrían de aquí para allá, al igual que los guardias, tratando de poner a salvo a los pacientes.
Las alarmas habían sido activadas debido a una fuerte descarga de magia, proveniente de alguna habitación del cuarto piso.
Alguien estaba atacando a otro alguien fuertemente.
Los guardias del lugar habían lanzado el hechizo de llamado, que alertaba a los Aurores, pidiendo ayuda para poder controlar la situación presentada.
El cuarto piso había sido sellado temporalmente, para así evitar que el atacante pudiera salir y huir.
Cinco minutos después de que las alarmas se hubieran vuelto locas, y dos desde que los guardias habían enviado el llamado hacia los Aurores, al fin se habían adentrado al cuarto piso, cautelosos y alertas, esperando cualquier ataque de el posible Mortifago infiltrado.
Todo estaba tranquilo, habían revisado la mayoría de las habitaciones, al menos en las que había pacientes, y no había rastro de algún Mortifago o atacante aparente.
Pero no podían cantar historia aún, en cada piso había cien habitaciones, así que el trabajo iba a ser arduo.
Habitación 425, vacía.
Habitación 426, tranquila.
Habitación 427, con paciente dormido.
Habitación 428, con un par se ocupantes en una situación un tanto comprometedora.
Habitación 429, ¡Bingo!.
La habitación estaba hecha un desastre, de las dos camillas que ocupaban el lugar, ninguna era reconocible o al menos funcional, las mamparas que dividían estaban siendo consumidas por una leve llamarada de fuego, seguramente proveniente de algún hechizo, las "maquinas", yacían inservibles, y el lugar de nueve metros cuadrados tenia un fuerte olor a cabello quemado.
En el centro de la habitación, estaba un grupo de hombres, tratando de controlar a una furiosa y alocada mujer de cabello rojizo y alborotado, portando la característica bata azul rey con el escudo de " San Mungo".
- ¡Tranquila Lily, lo encontraremos!.
Gritó alguien entre el tumulto peculiar de hombres.
- ¡Quiero a mi hijo!. - gritó la fémina, a la vez que se calmaba y dejaba de forcejear contra los hombres que la sostenían y se derrumbaba en un llanto amargo y sonoro.
- ¡Podría decirme alguien que carajos pasa!. - ordeno el Auror en jefe.
Dumbledore se aclaro la garganta, y dio un par de pasos, para acercarse a los Aurores, revelando que de el provenía el fuerte olor a cabello chamuscado, pues su enorme barba estaba quemada.
- Caballeros, yo les explicaré la situación, ¿Me siguen, por favor?. - pidió amablemente.
El grupo de recién llegados salio de la habitación, siguiendo al anciano, un tanto refunfuñados, por el inútil llamado y la perdida de tiempo, pues ya se imaginaban lo que había ocurrido, al parecer, la señora en cuestión había recibido malas noticias, y en consecuencia, su magia se alboroto y se salio de control.
- Quiero a mi hijo, James. - gimió e imploro Lily a su esposo, entre un mar de lágrimas.
- Lo encontraremos Lily, tendremos a Harry con nosotros de nuevo, te lo prometo. - Juro con voz determinada, compartiendo una mirada hacia sus amigos, Sirius y Remus, ambos asintieron, pensando en varios métodos y/o formas para comenzar con la búsqueda de Harry.
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Dragmire's Blood ⚡
FanficDespués del ataque fallido de Voldemort a los Potter, Harry es llevado con la hermana de la Sra Potter y su familia, Los Dursley, estos, a no querer a nadie "anormal" con ellos, deciden dejar al pequeño Harry en un orfanato, donde desencadenara dif...