Dragmire's Blood ⚡

Capítulo 10

Agosto 17 de 1988.

California, E.U.A.

Suburbios "Saint Louis"
1:20 pm.

El día era hermoso, pues el cielo estaba despejado, dejando al sol brillar en todo su esplendor.

El viento soplaba, meciendo suavemente las vallas de arbustos que dividían algunos jardines de ciertas casas, así como los rosales, y las hojas de los árboles, además claro, que la ligera brisa de aire, refrescaba así a los habitantes de aquel lugar.

Todo estaba tranquilo,en calma, en silencioso, salvo por el ligero ruido de los aspersores de los jardines, haciendo su trabajado hidratando el verde césped de los numerosos jardines de aquellas enormes y hermosas casas, y un ligero bullicio infantil.

En aquella ancha calle, había un grupo de niños jugando Hockey a mitad de la misma, siendo vigilados por un cuarteto de madres de alguno de los tantos niños que corrían tras una pequeña bola con sus palos con punta curva.

Las madres charlaban entre ellas, cotillando de un sin fin de temas, planeando la siguiente junta vecinal, comentando la siguiente feria estatal, así como que pastel o tarta llevar al festival del colegio se sus hijos.

-¡Auto!. - gritó uno de los infantes al resto de sus compañeros de juego, moviendo las porterías y corriendo todos hacia la acera más cercana.

Aquel grito de advertencia llamó la atención de las damas, haciéndolas voltear al instante a ver el auto negro un tanto ostentoso que se aproximaba por la avenida a velocidad moderada.

- Algún vendedor seguro. - dijo una de las damas.

- Lo dudo, tienen prohibido la entrada, recuerden. - dijo otra.

- Cierto, entonces, ¿Qué creen que suceda?. - volvió a hablar la primera, volvieron su atención al auto, y lo vieron entrar al área de parking de la casa frente a donde se encontraban.

- Eso responde tu pregunta, vecinos nuevos. - dijeron dos al unísono, sonriendo un poco al ver al caballero que recién bajaba del auto. - Excelentes y atractivos vecinos.

- Ni que lo digas, con esos pantalones ajustados se ve muy bien, vayamos a dar la bienvenida señoras. - las otras tres féminas no pudieron estar más de acuerdo con su compañera de chismes.

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Matt conducía por las avenidas de California en aquel ostentoso auto negro que le obligo a usar su padre, alegando que, "Mi hijo y mi nieto no andarán en algo indigno se la realeza", le repitió al menos siete veces.

Él había insistido en usar su vieja camioneta, su Nena, como solía decirle, pero su padre no aceptó, al menos la tendría con él la próxima semana que llegara en un enorme carguero, pues, al ser un objeto demasiado grande, estaba fuera de poder usar un Traslador en ella, la iba a necesitar para su próximo empleo que planeaba comenzar.

Sonrió, extrañaba tanto conducir, hacia mucho que no lo hacía, aún que se le complicaba y lo confundía un poco, pues estaba acostumbrado al volante en el lado derecho del auto, frenó en un semáforo y volteo a ver el espejo retrovisor para ver al ya no tan pequeño y dormido Harry, recostado en el asiento trasero del auto,abrazando fuertemente el huevo que contenía a su guardián, haciéndolo sonreír de nuevo.