4. Un cafe y un par de recuerdos.

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Anissa.

Me desperté un poco temprano, no quería ser un estorbo para los chicos.
Tendí la cama, acomode las cosas que había utilizado, y salí con cuidado.

Baje las escaleras y encontré a Samuel y a Rubén haciendo unos Pancakes.
Reí y ellos me miraron.

—Queríamos darte una sorpresa.— dijo Rubén y yo reí.

Me acerqué y en verdad olían bien.

—¿Y Raúl?— cuestione mientras hablaba con mis padres por mensaje.

—aún no se despierta, siempre es el último en despertar.— dijo Samuel y yo alargue una carcajada.

Samuel me sirvió una taza de café la cual acepte gustosamente.

—deberíamos hablar más a profundidad.— dijo y yo lo mire sin saber que decir.

—¿más a profundidad? ¿De que hablas?— cuestione y el me guió hasta el sofá. Aún con la taza de café.

—No quería decirlo de esta manera. Pero se que viajas mucho, por que odias estar en tu casa.— desvíe la mirada al suelo.

—no es...

—... si es verdad, y lo sabes.— lo mire.— me lo dijiste una voz y es algo que jamás olvido. Por que se que tú familia es disfuncional. Que tu padre engaña a tu madre, y que tú y tu hermano, hacen como si no pasara nada.

Odiaba que Samuel tuviera tanta razón.
Y sus palabras solo hacían que recordara todo las cosas malas que había pasado.
Y como dicen, recordar es volver a vivir, y yo ya quería olvidar eso, bloquearlo.

—tienes razón...— dije y le di un gran sorbo a mi café.

—yo quería decirte, que si no quieres volver, puedes quedarte en mi casa, siempre estaré feliz de recibirte.— sonríe, aunque tenía muchas ganas de llorar.

—lo tomaré en cuanta, gracias.— dije, Samuel sonrió.

Rubén nos dijo que los pancakes estaban listos, asi que ambos nos acercamos, la verdad olía bastante bien.

—¿quien los cocino?— cuestione y Samuel se apuntó con ambos pulgares.

—lo debía de suponer.— dije y los probé.

Debía decir que eran los mejores pancakes que había probado.

[...]

Raúl salió rato después, ya que todos habíamos acabado de desayunar. Yo miraba a los chicos jugar en la consola, mientras yo miraba Instagram.

Me levante y comencé a subir las escaleras, llegue a la habitación de Raúl y toque delicadamente la puerta

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Me levante y comencé a subir las escaleras, llegue a la habitación de Raúl y toque delicadamente la puerta. El no se tardo nada en abrir.

Cuando lo vi, estaba vestido muy formal, algo poco inusual.

—¿Y tú que?— dije mientras lo miraba.

—Iré a una cita, necesito tú opinión.— dijo.

Reí.

—¿en que quieres que te ayude?— cuestione sentándome en la cama.

—en todo.— dijo algo frustrado.

—deberías dejar de sobre pensar las cosas, y vivirlas al momento.— tome mi mano y la entrelace con la mía, mientras lo llevaba al espejo.

—Mírate, eres Raúl, auronplay, lo puedes todo.— dije mirándolo desde el espejo, aún tomando su mano.

—¿y si me rechazan?— reí.

—hay más mujeres en el mundo. Más de una se moriría por estar contigo.— dije y el me abrazo.

—eres lo que necesitaba en mi vida.— dijo y nos separamos.— gracias.— dijo y yo asentí.

Soltamos nuestras manos, y el salió de la habitación sonriente.













¡Holaaaaaaa!
Amistades ¿que tal? Pues bueno, poco a poco iremos conociendo a la pequeña anissa y sus secretos.

Adiós




—renata.

hostage ; auronplayDonde viven las historias. Descúbrelo ahora