9. Un adios sin palabras.

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Estábamos todos en el aeropuerto, por que ya tenía que irme, no quería.
Podía jurar que estas eran las mejores vacaciones que podía haber tenido, aparte no quería alejarme, del amor de mi vida.
De ese ser, sentado tan ansioso a mi lado.

—Te vamos a extrañar.— dijo Silvia y me tomo de la mano.— puedes volver cuando quieras, eres bien recibida.

—gracias.— dije mientras las miraba.

Por la bocina anunciaron el vuelo, y todo se volvió tenso.

Todos nos levantábamos y comenzaron a despedirse de mi.

-Sigue siendo igual de linda un siempre.— dijo Rubén y yo sonreí.

Nos abrazamos.

—te extrañare pequeña, pero como dijo Silvia. Puedes venir las veces que quieras.— abrace a Samuel.

Sabía que después de él, tocaba despedirme de Raúl, y creo que no podría.

Y ahí estaba, ansioso, mirando el suelo impaciente, mordía su labio, para callar las moles de cosas que tenía por decirme.

Me acerqué a él y lo abrace, creo que lo abrace tan sinceramente, que quería quedarme ahí para siempre.

—¡Te extráñare!— asentí.

Tome mis cosas y me dirigí a la puerta donde abordaría el avión.

¿Por que todo tiene que ser tan difícil?

No quería, juro que no.

Subí al avión, aguantando las ganas de salir corriendo del mismo, y correr a los brazos de Raúl. Pero me era imposible.
No quería alejarme de él y que me olvidara.

Los mire a todos ahí, mirándome tristes. Mire a Raúl, quería llorar.

[...]

Mis padres me recogieron del aeropuerto, íbamos camino a casa.

—¿te la pásate bien?— cuestiono mamá mientras se acomodaba el cabello.

—sí. Las mejores vacaciones.— dije mientras me entraba nostalgia.

—Nos alegramos mucho.— dijo papá.

—mamá.— ella me miro.— ¿esta bien que te guste alguien mayor que tú?— asintió.

—esta bien.— suspire y me coloqué los audífonos.

Me metí a Instagram y mire que tenía un Dm de auron.

Me metí a Instagram y mire que tenía un Dm de auron

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Raúl.
Todos volvimos a casa silenciosos.

—me hubiera gustado que le hubieras dicho lo mucho que la amabas.— dije Samuel mientras me miraba.

—pero que dices.— dije algo molesto.

—Todos sabemos que te gusta, y tú a ella.— rodé los ojos y subí a mi habitación.

No podía creerlo, me consideraba maduro, pero no podía creer que me había enamorado de una adolescente.

La puerta de mi habitación sonó, fui a abrirla sin ganas, y encontré a Fargan.

—¡Hostia hombre!— dijo mientras nos abrazábamos.

—¡Fargan, cabron!— dije y ambos sonreímos.

[...]

—y se lo perdieron.— finalizó Samuel.

—¡Venga ya! Hubiéramos llegado más temprano y hubiéramos conocido a la novia de Raúl.— rodé los ojos.

—No es mi novia.— dije mientras me cruzaba de hombros.

—pero quieres, ¿no?— cuestiono lolito mirándome.

Negué, aunque por dentro, quería.



















¡Holaaaaaaa!
¿Les gusto?

Adiós.

—renata.

hostage ; auronplayDonde viven las historias. Descúbrelo ahora