Preámbulo

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Kim Sehyoon.


Cuando mi madre abrió su florería, exactamente a las dos semanas, me obligó a trabajar con ella.

Si bien, me gustaban las flores, jamás me agradó crear ramos, pues según yo, carecía de talento. Tampoco quería conocer el "lenguaje de las plantas" porque soy un simple aficionado.
No quería trabajar y aprender todo eso. Era aburrido.

Pero todo eso cambió cuando lo vi por primera vez. Él hizo una reverencia y me sonrió sinceramente.

Mi padre siempre le decía a mi hermana pequeña cómo se sintió la primera vez que vio a mamá: sus manos temblaban, su corazón se aceleró y pudo notar como las estrellas explotaban y creaban fuegos artificiales cuando sus miradas se conectaron.

Quizás, después de todo, no era casualidad que mi madre quisiera comenzar su propio negocio de la noche a la mañana y, luego, arrendar un local para establecerse justo a dos tiendas de donde él trabajaba. 

No hay otra explicación. El destino fue quien nos reunió justo en ese momento. No antes y no después.

Fue justo en el instante preciso.

Porque por primera vez pude comprender verdaderamente a mi padre: tuve mi propia experiencia celestial.

Mi corazón se detuvo cuando fui capaz de ver el universo entero en sus ojos y mi hogar entre sus manos.

Flower Boy | wowkwanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora