2. Hortensia

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Una flor que representa el agotamiento y vulnerabilidad, incluso la soledad y apatía

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Una flor que representa el agotamiento y vulnerabilidad, incluso la soledad y apatía.


Durante todo el día había estado escuchando las mismas once palabras de parte de todos mis compañeros y compañeras de trabajo: "¿quieres ir al bar de siempre después de terminar el turno?" y yo he contestado con el mismo monosílabo todas las veces: "no".

No quería salir, no quería "ahogar mis penas" momentáneamente. No quería sentirme bien por unas horas, para después, despertar en la misma situación de siempre.

—Byeong, vamos, ¿qué te cuesta? —Yuchan me pide por cuarta vez en el día.

Nadie entiende que estoy harto.

Niego con mi cabeza, intentando calmar el fuego de mi interior que va in crescendo. Sigo limpiando las mesas y ordenando las sillas del local, mientras recuerdo las palabras de mi terapeuta: "respira y cuenta hasta veinte".

Uno, dos, tres, cuatro, cinco...

—Byeong, no me ignores. ¡Faltan quince minutos para terminar el turno e iremos! —me insiste nuevamente y yo ya no lo puedo soportar más—. ¡Te esperaré para que vayamos juntos!

—¡Ya basta! ¡He dicho todo el maldito día que no quiero y no voy a ir! ¿Tanto te cuesta entenderlo? —grito sin poder evitarlo mientras lanzo el paño con el que limpiaba a algún lugar de la cafetería.

Perdón por borrar tu deslumbrante sonrisa, Chan.

—Lo siento, no debí...

Kang comienza a disculparse entre balbuceos. Le hice sentir mal.

—¿¡Qué diablos está pasando aquí!? —vocifera mi jefe saliendo de su oficina con Jeongin. Jun me pide explicaciones con la mirada al mismo tiempo que Jeongin se pone delante de Chan con los puños cerrados y tensos.

Mis manos, mi pecho y mi garganta arde. Toda la rabia y el enojo que estaba reprimiendo está saliendo a la luz sin evitarlo. Quiero irme, necesito irme y caminar hasta que mis piernas no resistan más.

—¿Quieres saber qué está pasando? —gruño con rabia quitándome el delantal de limpieza y dejándolo sobre la mesa levemente húmeda—. ¡Han estado insistiendo a pesar de que dije que no quiero ir a ninguna parte y realmente ya no tengo paciencia para volver a negarme otra vez!

No había ningún cliente en aquel lugar por suerte.

—Kim Byeongkwan —oh no, Jun me ha llamado por mi nombre completo—, solo queremos animarte —su voz es tan tranquila que siento como si me estuviera desafiando—. No nos gusta verte así, triste y desamparado. Estamos aquí para ti, sabes que somos más que un equipo de trabajo: somos una familia.

Si mi humor no se hubiera alterado, sé que esas palabras me hubieran hecho llorar como un niño que se ha caído y solo quiere ver a su mamá, pero no era el caso: estoy furioso.

—¿Sabes qué? Me iré, no quiero decir ninguna palabra de la que pueda arrepentirme.

Camino hasta la puerta, pero me detengo justo antes de abrir la manilla para buscar mi nombre en el tablero que está colgado en la pared, tomo la tarjeta que está en mi compartimento y lo pongo bajo el escáner que está al lado. Aquello tenía que hacerlo cuando llegaba y cuando me iba para tener el manejo de horas trabajadas. La máquina hace un sonido de aprobación y, violentamente, devuelvo mi identificación a su lugar.

El viento impacta de lleno en mis mejillas cuando abro la puerta de la cafetería. Al parecer, el otoño iba a terminar pronto.

Cuando salgo de aquel lugar, no volteo mi mirada para verlos y ellos no me detienen en ningún momento. Por fin comprendieron que no quería estar cerca de nadie.

No necesito palabras de consuelo. No necesito la lástima de nadie.

Los días viernes sacan lo peor de mí.

Flower Boy | wowkwanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora