11.La suegra

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Altagracia


Termino de arreglarme y cargo a Victoria para ponerla en su nuevo cochecito... son inexplicables los nervios que estoy sintiendo, si fuera por mí no iría.

Después de unos minutos ya vamos camino hacia la vecindad, al llegar observo detalladamente el lugar y todo sigue igual, lo bueno es que no hay nadie afuera.

-amor, ¿y si venimos otro día?- detengo su brazo para que no toque la puerta

-mi amor tranquila, te prometo que no vas a estar nada incómoda, yo ya hable con ella, todo estará bien aunque tú también debes poner de tu parte, ella ya invitó a comer, ahora tú deberás tener la mejor actitud, ¿no crees?

-suspiro- esta bien, pero es que no entiendo Saul, ella me odia y a mí no es que me caiga muy bien que digamos

-ella no te odia, todo eso ya quedo en el pasado, además sé que pronto se llevaran bien- beso su frente- hazlo por mí ¿si? o por nuestra hija, ella merece tener un ambiente sano aunque sea familiarmente- sonrío- ella esta muy emocionada por conocer a la niña, te aseguro que en cuanto la vea se le olvidará todo

-tienes razón, ya todo quedo en el pasado- le robo un beso- vamos- tomo el coche de Victoria mientras él toca la puerta

Segundos después sale doña Azucena con una enorme sonrisa abrazando a su hijo y sorpresivamente a mí también, por ultimo baja su mirada hacia la niña y mirandola con ternura nos invita a pasar.



Narradora

Después de que Azucena cargará a Victoria y le hiciera mimos casi que comiendocela a besos, en la sala reinaba un silencio algo incómodo especialmente para Altagracia, Saul nota lo tensa que esta y decide romper el hielo.

-¿que les parece si vamos por un helado o no sé, a comer por fuera para distraernos un poco?

-yo creo que mejor nos quedamos, supongo que tu mamá ya habrá hecho de comer- sonrío mirándola, esto no va a funcionar, esta señora no me cae bien

-no se preocupen por eso, es muy buena idea- me paro cargando mejor a la niña- ¿nos vamos?

-eh sí- le guiño el ojo- vamos- agarro su mano

Después de salir de la vecindad deciden ir a un pequeño parque que había cerca de ahí, Azucena iba encantada con su nieta mientras Saul pensaba como bajar la tensión que había entre ambas.

-mi amor, ¿te sientes bien?- le susurra mientras se sientan en una de las bancas

-si claro- sonrío- crees que quiera robarme a mi nena- digo con fingida preocupación mientras las observo

-río- ella no es solo tuya, tendrás que acostumbrarte porque al parecer se llevaran muy bien

-lo beso acariciando su cuello- oye- lo miro con picardía- por si no te acuerdas hace unos días dejamos algo pendiente y ya lo hemos postergado mucho

-¿si verdad?, Eso no es justo- la beso mientras acaricio un poco su muslo- te juro que esta noche no te me escapas

-eso espero- nos seguimos besando hasta que escucho un pequeño carraspeo que me hace reaccionar inmediatamente... volteo y es doña Azucena, quién nos mira un poco seria, por un momento me olvide de ella y de en donde estamos... me bajo rápidamente de las piernas de Saul

Después del incómodo momento van a una pequeña heladería cerca del lugar, poco a poco la tensión iba desapareciendo creando una amena relación que favorecía a ambas.


Azucena

A pesar de la incomodidad del momento he tratado de acercarme más a la Doña, ha sido complejo ya que ella no es muy fácil que digamos pero de apoco se ha ido soltando, lo que más me sorprende es la sencillez y timidez con la que ha estado todo el día, nunca me la imagine de esta manera tan amorosa con mi nieta y ese amor con el que mira a mi hijo, no sé como pude estar tan equivocada en el pasado, como pude participar en la infelicidad de Saul, aunque nunca me gustó su personalidad ni la manera en que trataba a los demás tendré que acostumbrarme a eso si quiero que las cosas mejoren.

𝑬𝒍 𝑨𝒎𝒐𝒓 𝑵𝒐 𝑻𝒊𝒆𝒏𝒆 𝑬𝒔𝒄𝒂𝒑𝒆❣︎Donde viven las historias. Descúbrelo ahora