Unas copas extras

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CAPÍTULO 6

Volvía a casa después de un agotador día en la universidad. Tener que aguantarme tantas horas con los mismos profesores con cara de culo no solo me aburría, también me sacaba de quicio. Todo era tan monótono en la universidad; ir, ver clases, presentar exámenes o entregar algún proyecto, ver a los demás perdidos de amor, salir y volver a casa. Nada interesante que prendiera una chispa en mi.

Lo único en este momento que me estaba matando era el hambre. Apenas llegué, fui directo a la cocina. En esta me encontré a la Sra Patricia, a la cual amo solo porque cocina como una Diosa.

-Ya casi va a estar la comida señorita Cameron -Aspiré el rico olor que emanaba en la cocina, mi boca se hizo agua y mi estomago gruñó reclamando por comida. Tener que esperar unos minutos más para que la cena esté lista y servida era algo muy cruel. Abrí la nevera en busca de algo que me sirva para calmar a mi gruñón estomago. Después de ver distintos alimentos, me decidí por comer una pequeña manzana, así no me lleno para cuando me siente en la mesa a comer lo que Patricia prepara.

-¿Mis padres están en la casa? -Pregunté apoyada sobre la nevera y dandole el primer mordisco a la jugosa manzana.

-Si, señorita. Ya deben estar por bajar.

-Genial -Gruñí. Di varios mordiscos más y decidí ir al comedor. Al llegar no me sorprendió ver a mi madre junto con mi papá en la mesa, sentados tan rectos y educados. Pasé por la silla de mi papá besé su mejilla.

-Buenas tardes papi -Mi padre levantó la vista del periódico y me dio una sonrisa.

-Hola preciosa.

-Hola mamá -Al igual que a mi padre besé su mejilla, pero un poco más seca. A ella en realidad no le gustaba que la saludaran de esa manera, con un solo asentimiento de cabeza, para ella estaba bien, pero darle beso a mi papá y luego a ella no me parecía una falta de respeto, y eso que ella es «la señora modales».

-Buenas tardes Cameron.

-¿Como te fue la universidad? -Preguntó mi papá, dejando a un lado el periódico y prestando atención a mi respuesta. Antes de responderle fui a mi puesto frente a mi mamá. Vi como ella posaba su mirada en todo mi cuerpo y luego rodaba los ojos. Me senté sin darle importancia a su forma de ser.

-Agotador, pero va bien. Durante esta semana he tenido que llevar varios proyectos un poco difíciles. Algunos puede que no haya sacado la nota que esperaba, pero los principales me fueron realmente bien -Hablar con mi padre de esa manera y poder hacerlo tan libremente era una de las cosas que más me gustaba y deseaba que mi mamá fuera de esa manera algunas veces, pero ella era un caso perdido.

-Eso esta bien princesa, con tal que pases bien todas tus materias, no importa si algún proyecto lo bajas...

-Saldrías bien en todos los trabajos si no te vistieras como lo haces. ¿Cómo llevaste eso pantalones? ¿Acaso están permitidos?.

Rodé los ojos exasperada

-Si, están permitidos y es lo que está de moda, todo el mundo lo utiliza, incluso la gente de alta sociedad, famosos y personas actualizadas en este mundo. -Carol (mi madre) estaba apunto de replicar pero continúe-. Y en la universidad los profesores no colocan una nota por como te vistas, si no por la excelencia de tú trabajo. Si fuera de esa manera serían unos egocéntricos superficiales ¿No crees?.

La sangre corría por todo mi cuerpo hirviendo. Me hartaba que todos los días se quejara de algo que hacia o vestía. No había ni un maldito día que no lo hiciera. Mi padre que estuvo en silencia desde que Carol lo interrumpió, carraspeó un poco incomodo.

¡NO Me digas!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora