¡Eres una perra!

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CAPÍTULO 8

El taxi paró justo cuando el portón de mi casa se iba cerrando. Alcancé a pasar en un tiempo olímpico. Los vigilantes de la residencia estaban a punto de actuar al ver que alguien se había coleado, pero al notar que ese "alguien" es la hija de su jefe, pararon y me vieron con confusión, les guiñé un ojo y corrí a las escales de la entrada.

Amarré mi camisa hasta el ombligo, me hice una moña alta y el pantalón lo remangué hasta mis rodillas. Ya casi iba a ser la hora del almuerzo, mi madre puede estar en cualquier lugar de la casa, pero si alcanzo a subir sin que se de cuenta...

-¿Se puede saber que haces llegando a esta hora y con esa facha? -Paré en seco y cerré mis ojos molesta. No puede ser que tenga tanta mala suerte. Soy yo o es que mi mamá es una bruja. Una de las dos.

Cogí la primera mentira que se me pasó por la mente y me volteé con una mirada serena.

-Estaba trotando -Hice señas a mi "atuendo".

-Toqué tu puerta en la noche, no me abriste.

-Estaba cansada.

-Te fuiste con Chace, pero él llamó preguntando por ti a media noche con un tono desesperado. ¿Con quién estuviste?

Rodé los ojos.

-Con nadie. Me molesté con Chace, volví a casa en taxi antes que todos y me encerré en mi habitación. No tenía ganas de hablar con él, ni contigo. En la mañana decidí salir a trotar un poco para pasar el mal trago del día anterior y se me hizo tarde, eso es todo ¿Feliz?

-Si me estas mintiendo...-Advirtió.

-No lo hago y si lo hago no es tu problema porque no tengo por qué darte explicaciones de con quién ando o lo que hago. Ya soy bastante grandecita mamá.

Vaya hora en la que mi madre decidió salir a regar las plantas.

Justo cuando voy llegando.

Mi madre duró unos segundos en silencio. Segundos en los que vi una mirada molesta pero a la misma vez dolida y en cierta parte también me dolió a mi. Mentalmente me grité por haberla tratado así, a veces utilizo la misma rudeza con la que ella me trata y se que no debo hacerlo, al fin y al cabo es mi mamá. Tal vez les parezca raro, pero la quiero de verdad. Pero es tan terca y superficial que a veces me pregunto si el sentimiento es el mismo.

- No te sorprendas si encuentras a Chace esperando afuera de tu habitación. -Fue lo último que dijo antes de marcharse. Suspiré cansada. Pasé la primera ronda, ahora me toca la segunda con Chace.

Subí las escaleras y entré a la casa.

Cuando llegué a la puerta de mi habitación me di cuenta que mi mamá no mentía, ahí frente a la puerta se encontraba Chace, recostado sobre ella, cruzado de brazos y los ojos cerrados. Tenía unas ojeras terribles y su vestuario estaba todo desarreglado.

No pude evitarlo, me sorprendí bastante, más que todo por encontrarlo allí.

Me crucé de brazos frente a él y pateé levemente su pierna. A la primera vez comenzó a abrir los ojos, primero acostumbrándose a la luz. Trate con todas mis fuerzas no lanzarme encima suyo, abrazarlo y cuidar de él como si fuera un bebé. Chace comenzó a subir su mirada desde mis pies hasta llegar y encontrarse con mi rostro. De un segundo a otro me encontraba envuelta por sus brazos.

El olor a alcohol, tabaco y perfume me rodeó.

-Camy, ¡Oh mierda, Cameron! No sabes lo preocupado que estaba por ti, te llamé cientos de veces, pensé que te había pasado algo, si hubiera sido así yo literalmente iba a morir. ¿Estas bien? ¿Donde estabas? ¿Por qué no contestaste mis llamadas y mensajes? Respóndeme por favor -Mi cara estaba siendo rodeada por sus manos y una mirada preocupada se extendía por su bello rostro. Volvió a abrazarme sin siquiera dejarme hablar-. Soy un estúpido, perdóname, perdóname. No debí dejarte sola, me descuidé, te descuidé. Pudo haberte pasado algo... ¿No te hicieron nada verdad? -Saco su cara de mi cuello y volvió a mirarme ahora asustado.

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⏰ Última actualización: Jan 14, 2015 ⏰

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