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Todoroki.
El estrés era algo que odiaba, pero que en este preciso momento era lo que más tenía, mi oficina era un asco y ciertamente eso me causa más estrés.
Así que decidí arreglar un poco las cosas para aligerar el ambiente, aunque dudo que cambie algo.
De pronto sentí mis ojos pesados y como la fuerza en mi cuerpo se acababa, sentía un líquido brotar de mi cabeza, pero hasta que lo trate de limpiar con mis manos pude ver que era sangre.
El color carmesí se hizo presente en mis ojos.
Sentía como la confusión y el pánico empezaban a brotar de mi sistema con la única intención de hacerme gritar, pedir ayuda.
Mis pasos se volvían cada vez más lentos y pesados, sentía como mi cuerpo perdía la pelea por mantenerse consciente.
El estar a solas no eran algo que ayudara en estos momentos, pero así me encuentro solo, en una oficina de la cual pareciera que con cada paso se alarga más el camino hacia la puerta.
Finalmente mi cuerpo pierde la conciencia a escasos pasos de la puerta, el sonido que se produjo por mi caída fue fuerte y sonoro.
No pude sentir el dolor tan rápido como pensaba, era como si estuviera fuera de mí.
Antes de perder la conciencia escucho como se abre la puerta de mi oficina y unos pasos se escuchan mientras cierro los ojos para luego caer inconsciente.
(...)
Siento como la luz lastima mis ojos aunque estos se encuentran cerrados.
Al abrir mis ojos me percato que no estoy en mi oficina, sino en una habitación totalmente grande con paredes grandes y de color negro con líneas blancas, una habitación realmente grande y para mi gusto con un ambiente muy sexual. Sentado en una de las paredes me encuentro, al levantarme para buscar la salida logró escuchar algo.
- ¡ayuda! -
Extraño y asustado volteó buscando de dónde proviene esa voz.
Al buscar por toda la habitación veo que en esta misma tienen objetos sexuales y muchos más para torturar, buscando por el cuarto el cual no cuenta con mucha iluminación lo cual dificulta la búsqueda.
En una esquina donde la luz es baja, pero clara, se distingue una figura pequeña. Asustado me acerco.
Al estar lo suficientemente cerca puedo jurar que nunca en mi corta vida he visto algo tan inhumano.
La persona que tenía en frente tenía el cuerpo severamente lastimado, se podía apreciar como su cuerpo había sido cortado con al parecer una navaja.
