ERIKA.
No puedo dormir.
El miedo de tener otra pesadilla, levatarme asustada, pensando que Tanner vuelve... me asusta el sólo pensarlo.
Miro el techo de la habitación una vez más, suspiro y miro a mi lado al hombre que amo de espaldas durmiendo.
Me levanto de la cama con cuidado, tomo mi teléfono de la mesita de noche y salgo de la habitación, no me tomo la molestia siquiera de tomar una bata a pesar de que tengo frío. Bajo las escaleras, con destino a la cocina.
Llegó a esta y saco un poco de whisky de la reserva, me sirvo en un vaso y lo bebo con lentitud hasta acabarlo. Suspiro y vuelvo a servir de la bebida mientras me acerco a la barra, me siento y suspirando bebo otro trago.
Hace días estoy así; ya casi cuatro días y aún no aparece..., lo único que se de Tanner son sus mensajes de constantes amenazas y acoso.
Salí a trabajar hace dos días y recibí el mensaje de un desconocido deciéndome que mi vestido se me veía fantástico. Me asusté, algo dentro de mi me decía que era peligroso. Me confesó que era mi pesadilla, me estaba siguiendo y nisiquiera lo disimulo.
Ya no quiero salir, no es sólo por el miedo que tengo, si salgo con alguien no se de que es capaz y Benjamín me ruega que sí salgo que no lo haga sola, está muy ocupado con él trabajo como para pedirle que me acompañe y no quiero llevar a mi amiga embarazada a que corra peligro con un loco acosador persiguiendome.
Muevo el vaso en círculos y lamo mis labios saboreando el agrio sabor que tanto detesto. No me considero una alcohólica pero hoy entiendo la frase de ahogar las penas en alcohol; hace días la entiendo y no me gusta para nada pero, es lo que hay.
—Erika. —su grave, potente pero casi susurrante voz resuena, en mis oídos. No quiero girarme a verlo, no quiero ver sus ojos y demostrarle la peor versión de mi, está débil y asustadiza chica que bebe para olvidar.
Guardo silencio por largos segundos, respiro profundo y termino por suspirar.
—Pensé que estabas dormido. —comentó dejando el vaso sobre la barra. Veo como se sienta a mi lado y pone sus manos encima de la madera.
—Creiste mal. —habla suspirando. Asiento y bebo una vez más.
El silencio reina entre los dos, lo cual es raro ya que a jamás me quedo callada o quieta a su lado. Normalmente le estaría hablando boberías mientras lo abrazo, basándonos y haciendo el amor pero ahora... ahora estoy quieta y eso me molesta.
Sé que ambos estamos tan abrumados con los problemas que ni siquiera nos dimos ese tipo de atención; eso me molesta, me molesta que Taneer está obteniendo lo que quiere y me molesta seguirle el juego.
—Lamento lo que está pasando, Benjamín. —hablo en voz baja, sin llegar al susurro.
—¿Por qué te disculpas exactamente?, no es tu culpa. —toma un vaso y se sirve del whisky para luego servirme a mi. Niego con una mínima sonrisa.
—Hay algo que debo decirte —susurro con un nudo en la garganta, mi sonrisa es triste y su rostro preocupado. El rubio asiente esperando que hable —. No te conté... toda, la verdad sobre lo que pasó —vuelvo a susurrar, respiro hondo y tomo un trago —. Y ya no puedo con la culpa del secreto que estoy guardando —hablo claramente en un susurro. Aprieto mi vaso y el bebe del suyo para luego mirarme de frente, me pongo al igual que él y dejo mi brazo izquierdo sobre la barra —. Te conté que cuando terminamos él se atrevió a golpearme... —comienzo algo nerviosa, bajando mi mano y poniéndola sobre mi pierna al igual que la otra —, no fue la última vez. —mi voz se pierde en mis palabras y miro mis manos, totalmente nerviosa.
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ℳάs.
RomanceCOMPLETA. Erika es una joven que no le da a los hombres más de una noche. Benjamín es igual, hasta que la conoce, creando en él un gran interes y curiosidad sobre ella. Él hará de todo para conquistarla. Ella hará todo para resistirse. ¿Qué ganara...