A la mañana siguiente

9 2 6
                                        

La helada brisa recorrió el torso desnudo de James, provocando un escalofrío que lo despertó. Intentó arroparse, pero no pudo. Confuso, abrió los ojos y se encontró con la imagen de la muchacha que intentaba acicalarse usando el sucio cristal de la ventana por espejo.

- ¡Buenos días, bello durmiente!- saludó exultante. Aún podía apreciarse el rubor de la noche en sus mejillas, aunque había conseguido recoger los mechones que apenas horas antes bailaban rebeldes al son de las embestidas.

- Buenos días- fue lo único que logró articular antes de esbozar una sonrisa bobalicona.

Llegados a este punto había conseguido ya despejarse lo suficiente como para entender por qué no había podido alcanzar la manta para taparse: tenía las manos atadas a la cabecera de la cama, o al menos a la parte que había sobrevivido el paso de las termitas que, como muchos otros bichillos asquerosos, abundaban en aquella pocilga.

- Veo que te has levantado juguetona- bromeó.- Prometí satisfacerte, y yo soy hombre de palabra. Si no tuviste suficiente con lo de anoche, me esforzaré por compensártelo ahora-comentó, bravucón.

- Oh, que tierno- respondió ella, aunque sus ojos daban a entender un sentimiento del todo diferente. Esta vez el escalofrío que recorrió la espalda de James no fue tan agradable.

- Si no tenías intención de aceptar mi oferta, no veo por qué te has tomado la molestia de atarme. Y la verdad, empiezo a notar como la sangre abandona mis manos.

- No te preocupes, que lo que unos miembros pierden lo ganan otros- replicó, sugerente.

James se sonrojó y se maldijo por ello, sin embargo Elisabeth ya había perdido interés en el muchacho y había vuelto a intentar vislumbrar su reflejo. Miró a la izquierda y después a la derecha, sin alejar ni por un instante la vista de la ventana, aunque solo fuera con el rabillo del ojo. Miró hacia la izquierda una última vez y se dio a sí misma el visto bueno. Su imagen era lo suficientemente decente como para permitirle llegar a casa rápidamente y arreglarse en condiciones. Se lavaría, se pondría el vestido de los domingos, dedicaría tiempo a su peinado e incluso usaría los únicos polvos de maquillaje que guardaba de su madre. Asintió para sí misma y se dirigió a la puerta.

- ¡Espera! ¡No puedes dejarme así!- le llegó la voz desesperada de James, recordándole su presencia. "Claro que puedo" pensó, pero cometió el error de mirar al muchacho, que le dio demasiada ternura como para abandonarlo sin ninguna explicación.

- No te preocupes, la habitación está pagada hasta exactamente las diez, y te aseguro que el hostelero no va a esperar un solo segundo más- dirigió la mirada otra vez hacia la ventana, aunque esta vez para apreciar el cielo.- Deduzco que serán cerca de las seis... así que échate una cabezadita y deja que su "agradable" vozarrón te despierte en unas cuatro horas. Tal vez te zarandee un poco, pero te soltará enseguida, al fin y al cabo, solo eres un estorbo para su negocio. Pero oye, mira el lado positivo: ¿no gastaste ayer tus últimas monedas? Así puedes estar seguro de que no te desplumará- sonrió, encantadora.

- Pero... ¿por qué?

La joven tenía razón, no tenía dinero. Y la noche anterior lo habían pasado bien, ¿no? Más que bien, diría él. ¿Entonces?

- Verás, cielo... es porque eres estúpido. Simple y llanamente- tan pronto hubo pronunciado esas palabras, su dulce sonrisa se tornó en un gesto serio, severo.- Pero yo no lo soy. ¿De verdad creías que iba a colaborar con alguien como tú? ¡Por favor! Los hombres no sabéis ser fieles, no queréis.

- Yo jamás he prometido algo semejante, lo lamento si algo que dije o hice condujo a un malentendido pero...- empezó a excusarse.

- Por Dios, ¡no hablo del sexo!

James se sonrojó de nuevo. No estaba en absoluto acostumbrado a que las mujeres fuesen tan directas.

- ... hablo de la recompensa- continuó.- No, cállate-lo cortó antes de que fuese capaz de replicar.- Ni lo intentes.

- ¿Entonces piensas adelantarte e ir al puerto?

- Vaya, al final va a resultar que tienes tus momentos de lucidez- ironizó.

- ¡Pues entonces yo iré a hablar con...!- dudó un instante, hizo memoria y retomó- ¡...con la criada a la que preñó Mr. Sorrows!

Elisabeth no supo disimular a tiempo.

- ¿Me... mentiste?- comprendió él.- Fuiste muy convincente- comentó, herido.

- Me halagas, el truco está en tomar la verdad como base.- río.- Es verdad que se acostaban, pero no está embarazada, y por supuesto no se deshizo de ningún niño. Y aunque lo hubiese hecho, esa pobre chiquilla es tan inocente que seguiría besando el suelo que pisaba su amo. Pero bueno, que se me hace tarde, los marineros son de mucho madrugar y yo aún tengo que ponerme guapa. Más, me refiero. Me voy ya, ¿vale, cariño?- acabó, sentándose en el borde de la cama. Intentó besar su mejilla, pero James giró el rostro- ¿No me das un besito de despedida?

- ¿Todo ha sido mentira? Lo de ayer... Me has utilizado.

"Este chico es bobo" pensó ella, sintiéndose tonta por estar dolida. ¿No se daba cuenta de que ya tenía la información que necesitaba antes de irse a la cama juntos? Sí, es verdad que atarlo le había dado tiempo, pero no era algo que hubiese planeado, simplemente había improvisado y aprovechado su oportunidad. Sin embargo no le dijo nada de esto. Si no era capaz de deducirlo solito entonces no merecía saberlo.

- Lo de ayer fue divertido, tú lo has dicho, no hubo nada más. Qué importan mis motivos. Y no te preocupes, cuando la recompensa sea mía puede que te pague por tus servicios... de informante, me refiero. Tal vez hasta te deje propina.- se levantó para marcharse pero él la retuvo.

- Espera. Aún no me has dicho tu nombre.

Elisabeth no se giró. Estaba muy enfadada, con él, por ser tan estúpido, por pensar así de ella aunque casi no la conociese, pero sobretodo consigo misma. Le daba rabia aquella lágrima que recorría su rostro. La ira la corroía solo de pensar en el nudo que se le había creado en la garganta. "Para qué querrías saberlo, ¿eh?" pensó dolida, pero no respondió. Tras darle la espalda en silencio, por más de un minuto, simplemente siguió su camino sin responderle. Y por fin, salió.

You've reached the end of published parts.

⏰ Last updated: Mar 11, 2020 ⏰

Add this story to your Library to get notified about new parts!

RememberWhere stories live. Discover now