{10} HECHIZO

355 42 0
                                    

Antares camina tranquilamente entre los extensos parajes de palacio. Algunas ramas pequeñas me dan en la cabeza cada vez que pasamos por debajo de algún árbol, haciendo que las flores de estos se queden en mi pelo.

Es impresionante como pasa el tiempo, nos fuimos de Koyang casi en verano y estamos a comienzos de primavera.

Al mirar los campos repletos de flores y los rayos que aportan cada vez más calor, me doy cuenta de todo el tiempo que ha transcurrido desde que deje mi antigua vida para embarcarme en una completamente ajena. En tres meses más, hará un año que estoy lejos de mis padres, y hubiera cumplido un año lejos también de mis amigos, a los que considero hermanos, si no hubiesen venido tras las navidades.


Jimin: ¿Entonces no tienes ni idea de cuando vuelve?

Taehyung: Tenemos pocas noticias de ellos, por lo tanto pueden tardar un buen tiempo.


Jungkook marchó del reino dejándolo en manos de su madre y de mi, sin especificar cuando volvería, de eso ya hace mes y medio. Al principio mandaba lechuzas por lo menos dos veces por semana, para avisar que todo iba bien, pero eso fue cesando hasta ahora que llevamos diez días sin saber nada de él. Ni un solo rastro que nuestra diga donde esta, se perdió su pista unos kilómetros hacia el este del Everest.

Como príncipe, ahora he de velar por el reino y no alterarme, o de lo contrario estaríamos completamente perdidos. En la última semana, no nos han dejado de llover las amenazas de bandos enemigos, queriendo aprovecharse para asaltar los pueblos más cercanos a las fronteras, un ultimátum de mi parte parece haberlos amainado, pero eso solo me preocupa más.


Jimin: ¿En qué piensas tanto? Puedo ver humo salir por tus orejas, no te esfuerces, ya sabemos que cuesta procesar la información, tal vez debería de revisar tu software ...

Taehyung: ¿Algún día dejaras de burlarte de mí?

Jimin: No lo creo. ¡OYE! Estos jardines no son tan grandes como los del retiro. ¿No nos estamos alejando mucho de palacio?


No le hago caso, mientras continuo con mi paso por el lugar, disfrutando de la naturaleza.

Llegamos hasta un hermoso lago lleno de nenúfares en flor y pececillos de todos los colores. Vistosas ranas verdes, amarillas y marrones saltan de un lugar para otro. Las luces del atardecer solo hacen que el lugar sea incluso más mágico, dando paso a las pequeñas luciérnagas que van saliendo guiadas por las hadas que van ayudando también a los pequeños pajarillos a volver a sus nidos.

Me bajo de un salto de Antares quien se queda bebiendo un poco de agua, y Jimin imita mi acción dejando a Daisy, su yegua.

Me agacho para darle la vuelta a una tortuga que había rodado por una piedra, y la vuelvo a equipar con sus bolsos y su diminuta silla de montar, subiéndola de nuevo a la piedra para que pudiese seguir el paso de su dueño gnomo. Este, me ofrece una bellota en forma de agradecimiento y tras una reverencia sigue con su paso.

Nos sentamos tranquilamente en el lago, dejando nuestros pasteles dentro del agua fría. Varios pececillos nadan a toda velocidad entre nuestras piernas haciéndonos reír. El sol se va escondiendo por el Oeste, dejando tonos purpuras en el cielo y creando un paisaje idílico del lugar.

En lo alto de la montaña, a nuestras espaldas, encuentra el gran palacio, todo iluminado y denotando la grandiosa riqueza de la familia Jeon. En estas alturas del día, los sirvientes tienen que estar terminando de preparar la cena, los soldados cambiando sus puestos y los pueblerinos que han ido a palacio, descendiendo por la colina hasta llegar al pueblo.

KOYANG {3•PARTE} FIREDonde viven las historias. Descúbrelo ahora