Capítulo 2 - El encuentro

136 15 8
                                    


Es curioso cuántas cosas curiosas hay en el mundo. Cosas curiosas como un lugar vacío, pero lleno de gente; obscuro, pero con la luz de cientos de reflectores; en silencio, pero con la música en alto. Curiosas como una persona que sonríe sin ser feliz, que llora sin estar triste, que muere sin dejar de respirar o que sin latir sigue viviendo.

Curiosas como un demonio que no es demonio, un ángel que no es ángel o como un humano que es ambos sin ser ninguno en realidad.

Curiosas como la noche que SeHun vive.

Puede parecer una noche lluviosa, pero no por eso es menos calurosa. Puede parecer una noche solitaria, pero no por eso es menos ajetreada. Puede parecer una noche como cualquier otra, pero no por eso lo es. Es La noche y eso la hace una noche importante, después de todo no todas las noches es la noche de su encuentro directo.

Éxodo es un nombre curioso para un lugar curioso, aunque la curiosidad del lugar yace en algo más que su nombre y es algo menos obvio. Éxodo está ubicado, afortunada o desafortunadamente, en uno de los puntos de poder espiritual más fuertes de Corea, por lo que siempre ha sido un foco de interés para seres sobrenaturales y ha sido de todo, santuario, escuela, oficina y ahora club nocturno.

Y lo que alguna vez fue exclusivo de quienes controlaban el lugar ahora está abierto para todos, ángeles, demonios y humanos.

SeHun está en la barra, las clavículas descubiertas, saco brillante, pantalones ajustados, una cadena alrededor del cuello y un vaso entre sus manos. Su mirada perdida en algún lugar entre las botellas, su mente, por otro lado, lejos de estarlo.

Mira el reloj en su muñeca por tercera vez en ese cuarto de hora y suspira. Da un último trago a su vaso y cuando termina uno nuevo ya le espera. Sonríe a la bartender jugando con sus dedos. Las luces cambian constantemente de color siguiendo la música.

Espera a alguien, aunque la respuesta de a quien, varía de un momento a otro. SeHun simplemente aguarda, porque sabe que vendrán, aunque no sepa en qué orden ni cuando lo harán.

Finalmente, una voz aterciopelada le habla al oído—. Debo admitir que no creía que fuera verdad, pero ahora veo que sí. Aquí estás.

SeHun sonríe, frente a él una hermosa mujer de rizos marrones, labios rosados y joyería plateada.

—Que gusto me da verte, Jeong.

—No sé si puedo decir lo mismo —dice ella, pero aun así lo abraza y sonríe. Se sienta a su lado en la barra antes de continuar—. Escogiste un momento terrible para volver.

Se lleva a los labios el whisky que le acababan de servir, pero a SeHun apenas le importa. La bartender enseguida lleva otro, aunque lo hace con menos emoción que antes.

—¿Así de mal? ¿Qué pasó?

—¿Necesita pasar algo? —pregunta y él le da la razón asintiendo. Hay unos segundos de silencio en los que lo mira con el ceño fruncido antes de continuar—. ¿Qué te trae por aquí?

—Lo mismo que a todos los demonios, un alma —responde a punto de morderse la lengua para no soltarse a hablar de JunMyeon o de LuHan y de lo extrañas que han sido estas dos últimas semanas, con él y sin él, respectivamente. Respira profundo y mantiene su sonrisa tonta.

SeoJeong casi se ahoga con su trago de cualquier manera.

—¿Solo una? ¿Quién eres? ¿Qué le hiciste a Oh SeHun?

Ríen un poco, pero cuando pasa la risa un sabor amargo permanece. SeHun no puede evitar sentir un escalofrío subir por su espalda y ponerle los pelos de punta. Evitando la mirada ajena juega con su cabello un momento antes de hablar.

Eternidad || SeHoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora