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A medida que se acercaba a la entrada del café, los nervios de Hyunjin crecían cada vez más. No le tenía miedo al menor, tenía miedo de avergonzarse a sí mismo. Pero, a pesar de sus dudas, entró al lugar, buscando en los asientos a Jeongin. Lo vio sentado en un puesto cerca de la esquina, justo contra una ventana. Caminó hacia el pequeño vacilante, no queriendo asustarlo ya que estaba usando su teléfono.

– Hola Jeongin– Saludó primero, obteniendo la atención del pequeño.

–¡Hyunjin!– Exclamó Yang, señalando a su asiento frente a él para que el mayor se siente. Aceptó y tomó asiento, mirando torpemente a Jeongin.

–¿Quieres ir a ordenar? Tengo un poco de hambre, así que pensé que podríamos conseguir algunos pasteles– El castaño habló después de un minuto de silencio, deslizándose de su lugar y ofreciéndole una mano a Hyunjin para que pudieran ir a ordenar.

El azabache la tomó y se puso de pie, sonrojándose cuando Jeongin nunca lo soltó. No estaba acostumbrado a tener contacto físico y sentía que todos los ojos del lugar estaban puestos en los dos. Miró el menú detrás del mostrador, ignorando sus pensamientos lo mejor posible.

– Hay varios tipos de pasteles, personalmente me gusta el chocolate simple, pero ¿quieres probar algo?– El menor miró al alto, sus manos todavía estaban entrelazadas.

– El de chocolate está bien– Dijo Hyunjin suavemente, sonriendo levemente al pequeño que sonrió ante su respuesta. Se acercó al mostrador y pidió un chocolate caliente y dos pasteles del mismo sabor, y se dirigió a Hwang para que ordene lo que desee.

– Uhm, solo tomaré un café con leche y un helado de vainilla.

– Bien, el total es de $ 12.70– El mayor rápidamente sacó el dinero antes de que Jeongin lo haga, entregándolo rápido para que el contrario no pague. Yang hizo un puchero cuando vio lo que su hyung hizo.

– Yo iba a pagar– Se quejó, golpeando ligeramente el brazo de Hyunjin, quien sonríe y se encoge de hombros, agarrando su cambio y caminando hacia la mesa, siendo seguido por un malhumorado Jeongin. 

– No podría vivir en paz si pagaras, así que lo hice, y está bien– Se sentó y jugó con sus manos que estaban en su regazo. Hubo un largo silencio antes de que llegara su pedido.

La mesera dejó su comida y la se colocó en el centro de la mesa, junto con sus bebidas.

– Oh, ese pastel se ve bien– Dijo Hyunjin, viendo como los ojos del menor se iluminaban al ver el delicioso postre.

Happy [Hyunin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora