9.

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Los días que siguieron a aquel fatídico momento en que su corazón fue nuevamente víctima de un amor unilateral, se enmarcaron como "días monótonos e iguales a los de su vida doble". Stiles no era capaz de mirarlo, estaba seguro de que le había borrado de Whetpedd porque no podía ver su foto ni sus estados.

Vamos, que Stiles actuaba como si nada hubiese sucedido. Y quién sabe, a lo mejor y ya se regodeaba en los brazos de alguien más.

¿Y si había sido su culpa por irse la primera noche que compartieron, en la cual perdieron su virginidad? Mhm, podría ser.

Una semana completa después, Kara apareció con su reluciente vestido rosa y su peinado perfecto, añadiendo su sonrisa blanquecina y resplandeciente que regalaba a diestra y siniestra a cada persona que se cruzaba por su vista. Eso hasta que vio la cara demacrada y de pocos amigos que Clark estaba exponiendo.

- Ey, primito, ¿todo bien? – cuestionó tomando asiento frente al azabache, extendiendo una mano hasta posarla sobre la del mismo y dando un ligero apretón.

- Mucho trabajo. – sonrió amargo sin apartar la vista de los papeles sobre su escritorio. Kara notó con facilidad el gesto cansado y poco centrado de Clark. Era obvio que tenía trabajo; que lo estuviera haciendo era otra cosa, porque no, no lo estaba haciendo, solo mirándolo y luciendo tan miserable como hace años cuando la chica que creyó su pretendiente le admitió que le buscaba por su cercanía a Superman. – ¿Qué te trae por aquí?

- Nop, no me cambiarás el tema Clark, te conozco como a la palma de mi mano, ¡Yo te cambié los pañales! – riñó alzando una ceja y recibiendo un suspiro del menor. Clark no contestó, en cambio se limitó a mirarle de soslayo con cierta timidez. – ¿Es Stiles? ¿Discutieron?

- Terminamos...

- ¿Qué? Pero si estaban y lucían tan bien... – porque sí, aunque Kara era una prima sobre protectora y que le gustaba mantener todo bajo supervisión, debía admitir que se podía permitir confiar ciega y plenamente en el chico de lunares, ¡que era maravilloso, por cierto! No, más que eso, ese chico era el chico de su primo, estaba hecho para serlo. Clark sonreía incluso más brillante cuando los ojos ambarinos de Stiles se posaban sobre su persona, y eso Kara lo notaba.

- Le gusta alguien más. – contó Clark encogiéndose de hombros. – No lo culpo, siempre que estába- que teníam- uhm, que...

- Que tienen intimidad, aham. – completó la mujer riendo bajito.

- Que hacíamos el amor, sí, ehm, yo me tenía que ir porque algo resultaba y... creo que eso fue grosero, ¿no lo crees?

- ¿No se lo dijiste? Ese chico emana amor por Superman, es obvio que enloquecería, pero estoy segura de que entendería.

- ¿No era muy rápido? Es... él es maravilloso y estoy muy seguro de lo que siento por él. Pero Kara, uhm, era un secreto que vale mucho para mí; para los dos.

- Y si crees que el chico es para ti, ¿por qué no decírselo?

- ¿Y si al decírselo le traigo más problemas? No quiero meterlo en este cuento de súper cosas y... ya sabes, no quiero arriesgar.

- Buh. – resopló Kara haciendo un puchero y jugueteando vagamente con unos lapiceros regados por el duro material de la mesa. Ninguno dijo nada por unos segundos, Clark todavía mirando las hojas como si se le fuera la vida en ella y Kara pensando en qué hacer con su primito y el castaño.

Cuando el silencio agobió demasiado, Kara se levantó de su sitio y se movió hasta su primo para envolverlo en un cálido y necesario abrazo.

- Estoy segura de que está confundido y pronto lo verás muriéndose por estos musculitos.

S de Stiles.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora