Caminaba por las largas calles de Seúl hacia un parque con mi corazón en la mano mientras negaba rotundamente, él no podría hacerme esto, él era diferente, él me había enseñado a ser diferente.
Con paso presuroso, con mis ojos rojos por las lágrimas que amenazaban en salir, yo seguía negando, todo lo que decían de él era mentira, yo veía a sus ojos y ahí no había mentira, había el más puro amor que yo había visto.
Mi vista enfocada en el suelo para que nadie vea el dolor que por adelantado estaba sintiendo, yo veía como mis zapatos avanzaban de uno en uno, una nostálgica sonrisa con un leve sonrojo adorno mi rostro al recordar la manera en la que yo lo había conocido; yo caminaba distraída como siempre y el había chocado conmigo, habíamos caído juntos y cuando me levante supe que él era especial, sus ojos brillaban tanto como una noche estrellada.
Mi sonrisa se desvaneció en un instante convirtiéndose en una mueca de sorpresa, dolor y traición, mi andar paro dastricamente cuando levanté mi vista y encontré al amor de vida besando a otra chica, una mujer que yo no era.
Quieta, perpleja sentí como mi corazón me era arrebatado para romperse en miles de pedazos, el desgarro de mi alma por la traición me hizo tambalear, él como si hubiese sentido mi presencia dejó de besarla, dejo de mover sus preciosos labios sobre los de ella, labios que yo pensé que me pertenecían, para verme y vi en su rostro pintada la más cínica sorpresa mientras yo, yo quería gritar, hacer un escándalo, golpear, pedir una explicación pero nada salía de mi seca garganta, yo no podía hablar del dolor.
La única forma en la que mi cuerpo reaccionó fue una con una dolorosa lágrima bajando por mi mejilla, tan lentamente que parecía una película, en mi rostro sabía que se reflejaba el dolor que estaba sintiendo mucho peor de lo que pude sentir algún día, me estaban destrozando el corazón y yo no podía hacer algo al respecto.
Cuando sus ojos conectaron con los míos que brillaban por las lágrimas trate de enseñarle el daño que me estaba haciendo, daño que él me había jurado nunca hacerme y no con una sola promesa sino con miles, sin palabras yo desfogaba mi dolor en una sola mirada tan cargada de desolación, era tanta la tortura que sentía mis piernas temblar antes de dar un paso para alejarme y salir de ahí lo más rápido que podía.
Sentí como él detrás de mi corría y otra parte de mi quería quedarse con él la otra parte huía de la agonía, yo con cada paso que daba sentía como mi corazón se partía en un nuevo pedazo, tratando de alcanzarme su mano rozaba mi hombro y yo solo lloraba.
— ¡No es lo que parece! —había gritado y su voz no reflejaba dolor ni arrepentimiento.
Yo quería huir de ahí lo más rápido posible pero algo en mi interior me decía que dejara que me implore, que dejara que me explique, quería, anhelaba, exigía una explicación para todo esto para conservar aún un poco de mi dignidad que se había desvanecido cuando mis lágrimas salieron de mis ojos.
— ¿N-no lo es? ¿M-me vas a decir que no estabas besándola?—mi voz se escuchaba rota, quebrada y no hay manera en la que deje de llorar, yo había bebido de su amor como si fuera el único río en el desierto y todo había sido un maldito espejismo.
— Yo te juro que no fue así, ¡ella me besó! y tú, amor, llegaste justo antes de que me aleje, es una loca que se obsesionó conmigo. Lo juro, por favor, perdóname, prometo que no volverá a pasar, ¿esta bien? —su voz era la que más me fastidiaba, tan cargada de mentiras que no quería oírla nunca jamás en mi vida.
— ¿C-cómo prometiste no hacerme daño? Estoy destrozada, ¡rota! mi corazón está roto en miles de pedazos y mi alma se está oscureciendo, el amor que tengo por ti se está desapareciendo, y-yo no puedo creer que hayas hecho esto, ¿p-por qué? Yo te di todo lo que me pediste ¡me entregué en cuerpo y alma a ti! Dejé que hagas y deshagas con el amor que tenía por ti, a ti no te importo, no puedo creer esto, déjame ir.
Dispuesta a irme voltee dejando atrás una de las experiencias más agradables y dolorosas que había sentido en mi vida: el amor. Camine con pasos firmes y rápidos, mientras en algún lugar de mi mente imaginaba la escena de él corriendo otra vez por mi, él llorando, él implorando por mi perdón pero claramente eso nunca iba a pasar, esto no era una película, no era una novela, era mi vida, mi realidad y en este momento me habían partido el corazón y dolía como nunca lo había imaginado.
perdón por la mala redacción no tuve mucho tiempo y estoy saliendo de un bloqueo.

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léeme
Historia Cortacortas cartas, cortos relatos, textos sin sentido, todo lo que sale de mi mente y escribo.