13.

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Wade.

Admito que fue extraño despertar a su lado, pero fue placentero. Y no hablo de la manera pervertida, hablo de que fue...Bueno. Despertar a su lado, sentir su respiración sobre mi cuello, su brazo sobre mi cintura. Verla tan tranquila, tan perfecta.

Sabía perfectamente que lo qué pasó anoche, fue una crisis. Pero supo controlarlo, supongo. Me advirtió que algo así pasaría, pero no me importa. Digo, claro que me importo. Me asuste un montón. Pero pasaría muchas crisis a su lado, siempre.

Dios santo, aquello fue muy cursi.

Volví a mirarla, ella había despertado. Mi primer instinto fue alejarme, pero no lo hice, me quede a su lado. Ella frunció el ceño ante eso, supongo que pensó que lo primero que haría al verla sería salir corriendo, o tal vez, ni si quiera esperaba verme ahí. ¿Esperaba a Luke?. Intente dejar ese pensamiento de lado, y me concentre en ella.

- Buenos días, Ámbar.

- ¿Que fue lo qué pasó anoche?.

Hice una mueca al recordarlo. Sabría que aquello era difícil, y hablarlo aún más.

- Salimos, comenzaste a hablar sobre tu Familia, me pediste que te trajera aquí, te tomaste tu pastilla y...

- ¿Me quede dormida?.

- Así es.

- ¿Y te quedaste conmigo, eh?. - Bromeó. O al menos lo intentó. Pude notar aquella mirada vacía, aquella sonrisa sin diversión en su rostro. Aquello me conmovió.

- Las veces que quieras, las veces que necesites, y aunque no quieras, estaré aquí. ¿Entiendes?.

Ella sonrió, enderezándose. Imite su acción, quedando cerca de ella, ambos nos acercamos el uno al otro, pero fuimos interrumpidos por Luke. Luke sin camisa. Fruncí el ceño al verlo pasearse frente a Ámbar así, sabía que era normal, pero...

Basta Wade.

- Buenos días, niños.

Ambos nos miramos entre sí, como si con nuestras miradas nos dijéramos que esto volvería a pasar, y que nos preparemos para todo lo que se vendrá con ello. Y no me importaría, por qué lo esperaría con ansias.

Ambos saludamos a Luke antes de levantarnos del increíblemente cómodo sofá. Desayune junto a ellos en un agradable silencio, que se basó en miradas silenciosas entre Luke y Ámbar, mientras que yo me fijaba en su casa. Decidí irme de allí.

- Será mejor que me vaya. Tengo que...

Correr, salir corriendo de este lugar.

No terminé de hablar, simplemente salí de la casa. Estaba confundido, lo admitía. No tenía ni la menor idea de qué demonios me estaba pasando con esta chica, y aunque quisiera, no podría alejarme de ella. Y no por qué me guste, si no por qué, no puede hacerle más daño. Ha pasado por mucho, y me aterra verla en una crisis grande. Me aterraba de verdad.

Al llegar a casa, vi a Alexander sobre mi cama, con su celular entre sus manos. Al verme en la puerta de la habitación, frunció el ceño. Me tiré a un lado suyo, soltando un largo suspiro.

¡Es Mio, Perra!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora