Capítulo 23 Persiste su amenaza

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Ámbar

30 de Julio 2019

08:30 a.m.
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Te amo chica hermosa
Y en ello no miento
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— Realmente... ¿Estás bien? — Asiente mientras anuda su corbata frente al espejo de nuestra habitación.  — ¿Por qué no me dijiste de tus vómitos matutinos? — me da un poco de chiste lo mismo que habló.

— Creía... Creía que era por algo mal que me haya caído — Se trata de limpiar las manos con aquella justificación. Me mira intentando de que no diga nada más, lo miro con notoria desaprobación — No creía en lo que decían ¿Bien? — Me acerco a arreglar el nudo que estaba un poco chueco.

— Es normal, pero recuerda — Le apretó la corbata — Yo lo estoy viviendo por nueve meses a cada día en las veinticuatro horas al día — Me alejo de él para mirar mi vestimenta miro hacia abajo, ya no logro ver mis pies — ¿Están hinchados? — Octavio se gira y mira por mí mis pies.

— No — Agarra su saco de la cama — Pareces normal

— Soy normal — Le propino un golpe leve en el brazo mientras se aproxima a salir de la habitación — Espera... Iré contigo, estoy harta de seguir encerrada todo el día

— Pero...

— María, Paúl y Miguel — Le informo — Van al trabajo, hasta tú. Las niñas a clases, Alexis lo de la U , pero no, yo aquí sola y sin salir a la sociedad — Me quejo rápidamente antes de que se salga — Parezco ermitaña — Bien, una escusa para al menos salir y caminar en la ciudad.

— Sabes perfectamente que no tenemos ningún rastro de Ricardo y que Scarlett sigue desaparecida después de las dos veces que se la captó comprendo alimentos en el supermercado cerca del sur de Santa Cruz, aún no es seguro para salir — Y otra vez, las mismas palabras de siempre

Se que hay gato encerrado en todo lo que Ricardo este haciendo.

¿Que estará esperando?

— No creo que hoy sea un día que el elija para hacerme algo a mí — Me despreocupa ello. Aunque la angustia está ahí, sigo y necesito estar tranquila, no puedo tener más sustos y molestias. Ni rabietas, ello no me ayuda para nada en lo que resta de mi embarazo.

Mis condiciones no son buenas, además que debo de mantener mi organismo sano.

— Ámbar... — Si, si lo sé.

— Vamos... Aunque cualquiera le gustaría estar encerrado en su casa, quedándose a ver televisión y comer — Asiente y cierra los cajones que deje abierto — Yo no, llevo casi dos meses con lo mismo. Además si estamos fuera, la policía y los guardaespaldas nos estarían vigilando y si intenta algo, bueno lo atrapan. Pero nada se gana en que yo siga en estás paredes — Señalo a cada pared que nos deja en un ambiente qué estoy empezando a odiar.

— Mi amor... — Y ese tic que creí que había perdido vuelve a él en el momento que empieza a doblar su corbata en sí.

— Vamos, además no me aliste en vano — Y era cierto, sino me llevaba, salía como sea de este lugar.

Aunque la mirada de Octavio, muestra cierta decepción por el simple hecho de ya no más aguantar lo que él quiere, me da la breve tranquilidad que él está cediendo a lo que quiero.

Camino hacía una de las gavetas de la cama, que están a su lado. Saco los lentes oscuros y me los pongo

— ¡Ta-Dan! — Me giro para que me vea — Ves, así nadie me va a reconocer en la calle, al menos que vean que estoy con guardaespaldas, pero... Eso no es problema, puedo estar con ellos — Octavio parece en paz relaja los hombros y mira hacia los costados, como si buscará algo con que negar mi petición, pero no lo encuentra.

Manipulado por mi Secretaria © [COMPLETA ✔️]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora