50. Un Único Camino

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Dos semanas después...

- Buenos días amor - digo cuando entro a la habitación - Te he traído unas flores, espero que te gusten, son azucenas

Camino hacia la silla que hay al lado de la cama y me siento en ella, esta habitación se ha convertido en mi segunda casa durante las últimas dos semanas, vengo por las mañanas y me voy al mediodía para comer algo, vuelvo por la tarde y me voy por la noche para dormir en casa, los demás vienen de vez en cuando, pero se van rápido porque no soportan verle así, tan apagado, tan... fuera de sí.

Es casi imposible para ellos entrar aquí y no derramar ninguna lagrima, bueno, también lo era para mí al principio, pero una se acostumbra a ver la misma imagen todos los días.

- ¿Sabes cielo? Mi hermano y los demás vuelven a casa la semana que viene , en unos meses se casarán mi hermano y Michelle y podremos ir a la boda si estas mejor - yo cojo su mano, me fijo en su pálido rostro que sigue siendo el mismo desde hace dos semanas, intento pensar que todo esto va a terminar pronto y que podremos ser una familia feliz algún día, pero ¿y si no despierta?, las lágrimas que llevo días intentando reprimir comienzan a salir, no quiero llorar más frente a él, los médicos dicen que aunque esté en coma puede oírme, escucha todo lo que le digo y lo que hago, pero no puedo aguantar más, sin soltar su mano apoyo mi cabeza en la cama y dejo salir todas las lágrimas que tengo - Lo siento, lo siento tanto - repito una y otra vez, un apretón en mi mano hace que levante la cabeza para mirarlo

- ¿Que sientes? - dice, me mira con los ojos medio abiertos, mis lágrimas son cambiadas por una sonrisa, el también sonríe e intenta incorporarse

- Ey, no te muevas, voy a llamar al doctor - digo, me giro pero el agarra mi brazo para que no me mueva

- Espera, quedate un ratito conmigo - dice, se hecha a un lado para dejarme espacio en la cama, yo lo pienso un poco, pero al final me siento en la cama a su lado y me abrazo a su cintura.

- Te he hechado tanto de menos - digo dejando caer alguna que otra lagrima, él pasa su brazo por mis hombros para acercarme más a él

- Yo también te he hechado de menos -
dice

- Lo siento tanto - digo

- No tienes nada que sentir, nada es tu culpa princesa - dice en un susurro suave, echaba tanto de menos esa voz...

- He pasado tanto miedo, no vuelvas a hacerme esto

- No volveré a hacerlo, lo prometo - dice y besa mi frente - ¿Que ha pasado con los Evans? - me tenso enseguida, no esperaba para nada esa pregunta

- James esta en la cárcel y su padre está muerto - respondo y el frunce el ceño

- ¿Muerto? - dice y yo asiento - ¿Quién lo ha matado?

- Noah, pero les dije a las autoridades que solo conocía a uno de los secuestradores y que no sabía quien había disparado a Evans

- Maldito cabron, quería matarlo yo - dice - aunque creo que tendré que conformarme con el hijo de puta de Stephen

Solo oír su nombre me causa escalofríos

- Bueno, cambiemos de tema, ¿Como te sientes? - digo y el se encoge de hombros

- Me siento de maravilla y si estás aquí conmigo mejor aún, ¿y tu?

- Estoy bien - digo, desde que volví a casa he estado teniendo pesadillas, pero supongo que eso es normal, el me gira la cara para besarme.

- No dejaré que nada malo te vuelva a pasar, lo prometo.

- Lo se - digo con una leve sonrisa

- Por cierto, ¿que has estado comiendo?, estás engordando princesa - dice y yo rio un poco, tiene razon, a pesar de estar de cinco semanas la barriga se va notando

- Bueno esto es culpa tuya - digo y el frunce el ceño

- ¿Es mi culpa que te pases con el chocolate? - dice entre risas

- No, bueno es más bien culpa de ambos - digo - creo que somos unos irresponsables

Su sonrisa se ensancha

- ¿Irresponsable? ¿Estás...? - empieza pero lo corto con un asentimiento rápido, el comienza a reír y me besa efusivamente - ¿desde cuando lo sabes?

- Desde hace unas semanas - el sonríe y me apega aun más a él - No se que habría hecho sin ti

- Seguir hacia delante - dice y yo niego

- No creo que pudiese haber hecho eso

- Claro que si, eres la persona más fuerte que conozco, además, el destino se ha tomado muchas molestias en que estuviésemos juntos de nuevo, Judith, nuestras vidas están unidas en un unico camino y creo que es hora de hacerlo oficial - Yo lo miro con el ceño fruncido - No es el mejor lugar, ni tampoco el mejor momento, pero ¿para que esperar?.
Princesa, ¿Me harías el hombre más feliz del mundo cansandote conmigo?

Yo sonrió de oreja a oreja y lo beso

- ¿Eso es un si? - dice y yo asiento

- Eso es un sí - digo, el sonríe también y yo apoyo mi cabeza en su hombro.

- Judith

- ¿Que pasa? - digo

- Te prometo que cuando salga de aquí te compraré un anillo. - dice

- No necesito ningún anillo - digo con la cabeza aún apoyada en su hombro

FIN

Hasta que volviste tú©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora