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Mark revisó la hora de manera rápida antes de cerrar la laptop para ponerse de pie, llamando la atención de Donghyuck que lo observó con una ceja levantada antes de poner de lado su propio computador, aclarando la voz para llamar la atención del mayor que revisaba en el interior de su placard.

— Uhm ¿hola? ¿Tenemos un proyecto de historia aquí? — murmuró mientras se recostaba boca abajo sobre la cama de Mark encendiendo su móvil.— ¿Verás a Yukhei?

— Sale en media hora, así que debo arreglarme un poco. Y ya avanzamos casi tres cuartas partes del proyecto, Hyuck. — replicó el pelinegro mientras escogía un suéter oversize junto a un par de jeans negros algo ajustados. 

—  ¿Llegaron a un acuerdo? Pensé que no te querría volver a ver luego de enterarse de tu edad y todo eso. — Hyuck lo seguía con la mirada mientras jugueteaba con su móvil.—  De verdad Mark, es increíble que tu mentira no te durara ni una semana, eres pésimo para mentir.

— Cállate. —se quejó con un leve puchero, mientras se dejaba caer al lado del castaño mientra abrazaba una de sus almohadas.— Me descubrió por accidente, hoy se supone que hablemos y tengo que convencerlo de que la situación no es tan mala como parece, solo quiero que las cosas sigan, él es totalmente un sueño de hombre.

—  ¿Cómo se supone que la situación no es tan mala? — cuestionó el menor haciendo énfasis en la palabra mala con comillas en el aire mientras se giraba para quedar boca arriba, y poder ver mejor al otro.—  Eres aún menor de edad y él es un universitario promedio, si tus padres se enteran que se acostaron podría jurar que son capaces de matarlo. Hablando de eso ¿que tal es? — preguntó de manera coqueta solo para recibir un empujón en respuesta mientras Mark se iba con dirección al baño.

— No te pienso hablar de eso...— murmuró algo sonrojado mientras tomaba la ropa que había escogido mientras escuchaba a Donghyuck soltar una carcajada. 

— Quién no te conociera, se dejaría llevar por esa carita de cachorro tímido, Mark Lee.





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Mark llegó con cinco minutos de retraso, culpa de Donghyuck quién a pesar de siempre cuestionarlo, terminaba por ayudarlo ante casos de emergencia como aquel. Y es que podía notar la mirada de Yukhei sobre su rostro y su persona en sí, sus iris parecían haberse expandido antes de aclararse la garganta y evitar el contacto visual lo mejor posible. Sus ojos escondidos detrás de un par de gafas y el cabello con suaves ondas de manera algo desordenada le daban el aspecto casi angelical que buscaba junto a la ropa que había elegido, el punto de aquello era hacer dudar a Yukhei y era algo que estaba logrando.

— Hola, disculpa, estaba terminando el proyecto de Armstrong. —murmuró, retomando el papel de niño herido, buscando sonar serio pero con un leve rastro de tristeza ante el inminente rechazo que el mayor buscaría darle. — ¿Hablaremos aquí? No creo que quieras ir a un lugar público con un niño de secundaria, supongo.

— Mark, basta.  — murmuró el mayor, viendo algo preocupado al menor mientras lo tomaba del codo para empezar a caminar con dirección al departamento compartido en el que vivía. — Hablaremos allá ¿de acuerdo? Iremos a mi departamento, no quiero causarte problemas si alguien te reconoce. 

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