- ¿En fantasmas? – Anne asintió – No, Anne... no creo en fantasmas. Y, hasta donde yo sé, tú tampoco.
- Ya, bueno... No es que sea muy sencillo no creer en algo que has visto con tus propios ojos – dijo ella, un poco a la defensiva.
- No me jodas, ¿quieres? Me lo estás diciendo muy seria y no me está gustando nada. Porque si me lo dices así, te voy a tener que creer y no tengo ninguna gana de creer que hay espíritus de almas perdidas por el mundo. ¿Sabes el acojone que da eso, Anne? – la aludida asintió, muy despacio.
- Dímelo a mí, que tengo uno viviendo en casa – respondió, sin variar su expresión seria.
- ¡Pues si lo sabes, deja de decir estas cosas! Las malditas películas están afectando a tu cabeza, te lo dije ayer. Y... Oh, no, espera – dijo señalándole con un dedo acusador – Me cuesta creer que haya un fantasma en tu casa, pero ni de coña me trago que a ti te guste.
- ¡Es que yo no he dicho eso! Eres tú la que se empeña en que me gusta alguien – dijo Anne, levantándose del sitio y encarando a su amiga. No solían discutir, pero como todo en la vida, cuando hacían algo, lo hacían a lo grande – Eres tú la que está convencida de que me gusta alguien y la única persona que ha entrado en mi vida en los últimos días es él – dijo señalando a una parte de la cocina en la que María no pudo ver absolutamente nada.
- ¡No es una persona, por el amor de dios! ¡Ahí no hay nadie, Anne! ¿Necesitas un médico? Igual te has dado un golpe en la cabeza o...
María tuvo que callarse cuando el grifo de la cocina se abrió de golpe. Anne estaba lo suficientemente alejada del mismo como para haberlo abierto ella. María le miró, asustada. A los pocos segundos, el grifo se volvió a cerrar.
- Dime que todo esto es una broma, Anne... Dime que se me ha pasado el día de los Inocentes y que esto es una mala broma – comenzó a decir, alejándose de la mesa, hacia una de las paredes de la cocina.
- Las bombillas que has escuchado antes, también las ha estallado él – María clavó la vista en sus ojos, confundida. Anne se encogió de hombros – Erik no le cae muy bien...
- ¿Cómo mierda eres capaz de hablar de todo esto sin temblar? ¡Estamos hablando de algo muy serio! Es... es un fantasma, un poltergeist, un espíritu, un espectro, un alma perdida, un...
-Vale, vale, lo he captado – dijo alzando las manos – Tengo algo "chungo" en mi cocina. Pero... es agradable, supongo.
- ¿Agradable? ¿Se puede saber qué mierda te pasa? – dijo con las manos en las mejillas, totalmente en shock.
- Dile a tu amiga que se tranquilice o la acojono de verdad – murmuró Ace, un poco harto de la situación. Anne soltó una risita.
- María, ¿podrías calmarte, por favor? Sé que es complicado de entender, sé que estas cosas pueden asustar al principio, pero... Fantasma o no, bueno... él... supongo que... Que no es agradable escuchar que hablen así de ti.
- ¿En serio le estás defendiendo? – dijo incrédula. Se puso recta y miró al fregadero, alzando un dedo – Escúchame, Cásper, ni se te ocurra pensar que voy a dejar que...
- María... - le llamó su amiga, aguantándose una risita.
- ¿¡Qué!? ¿No ves que estoy en medio de una amenaza? – gritó, girándose hacia ella.
- Bien, pues... ¿podrías amenazar al lugar correcto, por favor? – María le miró sin entender – Ace está al otro lado de la mesa... Estás señalando a ninguna parte.
Ace se estaba carcajeando y Anne estaba a punto de hacer lo mismo, cuando María, por fin, se rindió.
- No te entiendo, Anne... Es que no logro comprender... Entiendo que lo que has dicho de Erik es cierto, quizá sea alguien un poco aburrido para ti. Vale, eso te lo compro, pero... – bajó la voz, esperando no hacer enfadar a Ace – ¿un fantasma, en serio?
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Ever Dream
Romance-¿Cuánto más puedes seguir negando lo evidente? Tú ya no tienes una vida normal, no desde que ese hombre apareció - dijo su amiga dando un último trago a su cerveza. -Siento que no ha sido más normal en mi vida. Siento que es justo ahora cuando esto...