Posesión.

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La puerta llevaba abierta unos cuantos segundos, pero Anne aún no había cruzado el umbral. En cuanto lo hiciera, tenía que enfrentarse a la realidad: tenía que hablar con Ace de lo que sucedía entre los dos y no sabía siquiera por dónde empezar la conversación.

El rostro tímido del pecoso se asomó en ese momento por el pasillo, como si fuera un gatito curioso, sin dejar ver el resto de su cuerpo.

- Hola... – saludó ella con voz tan suave que, por un momento, pensó que Ace ni siquiera la había escuchado.

- Hola – respondió, sin embargo – Pensaba que no volverías hasta mañana...

- Sí, bueno... Solo necesitaba un rato para calmarme, ya estoy mejor...

Entró en casa y se quitó el abrigo, dejándolo en la percha de la entrada. Sentía los ojos de Ace en su nuca y aquello solo la ponía más nerviosa. Jamás en su vida se había confesado a un chico, no sabía ni qué decir, ni cómo hacerlo. Y mucho menos en las circunstancias tan especiales en las que estaban ellos dos.

Lo que Anne no se esperó nunca fue que fuera Ace quien diera el primer paso.

- Anne... Creo que tenemos que hablar – ella soltó una risita. A pesar de eso, su expresión se había tornado levemente triste – ¿Dije algo cómico? – Anne negó, girándose hacia él.

- Cuando alguien te dice "tenemos que hablar" no suelen ser buenas noticias, Ace...

- ¿No? – ella volvió a negar.

- No. Si te lo dice tu jefe, es porque te va a despedir. Si te lo dice un familiar es porque a otro le pasa algo malo. Si te lo dice tu pareja es porque te va a dejar...

- Bueno, pero... yo no soy ninguna de esas cosas... Y sabes que haría cualquier cosa antes que alejarme de ti... – de hecho, el chico se había acercado tanto como podía y Anne juró que podía sentir su aliento contra su mejilla.

- Entonces creo que yo también tengo algo que decirte... – alzó los ojos y le miró directamente a ellos, nunca los había visto tan negros, tan intimidantes – ¿Te parece si nos sentamos en la cocina?

Ace se encogió de hombros y extendió un brazo, para que ella pasara primero. Una vez en la cocina, él tomó asiento mientras Anne se preparaba un té.

- ¿Nerviosa? – dijo él señalando la taza humeante con un gesto de la cabeza.

- Un poco – reconoció Anne – Nunca he hecho esto antes y... Me siento algo insegura.

- No deberías sentirte insegura conmigo, Anne. Puedes confiar en mí.

- No es por eso, Ace – dijo negando y dando el primer sorbo a la taza – Es que lo que te voy a decir... No es algo que le haya dicho a nadie antes y no sé por dónde empezar.

- Comienza por el comienzo – dijo él con una sonrisa suave – Y cuando acabes de hablar...

- Te callas – terminó ella con una risita.

Unas cuantas noches atrás habían estado viendo Alicia en el país de las maravillas y ese trozo le había hecho especial gracia al pecoso. La broma sirvió para aligerar un poco el ambiente, pero solo eso. Anne seguía siendo un manojo de nervios. Volvió a dar un sorbo al té y soltó otro suspiro. Había imaginado mil veces en el camino de vuelta a casa como sería la conversación, pero todo sonaba mejor en su cabeza, ponerlo en palabras y en voz alta no era tan sencillo.

- Bueno... – comenzó, insegura – Has puesto mi vida patas arriba desde que has llegado, creo que eso no es algo nuevo – Ace apoyó los codos en la mesa y la barbilla sobre sus manos, atento – Y yo nunca... Jamás he sido tan cercana a un chico. Nunca he pasado tanto tiempo con alguien, excepto con María. Reconozco que, al principio, solo pensar en ti me daba un miedo terrible... La primera noche, cuando apareciste en mi portal... – cerró los ojos y trató de reprimir un escalofrío.

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⏰ Última actualización: Aug 19, 2020 ⏰

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