El partido de basket

38 2 1
                                    

            A la mañana siguiente, los dos se encontraban de un humor excelente. La resaca de Anne ya había desaparecido y la breve conversación que mantuvieron antes de dormir les hizo ver el futuro con una perspectiva un poco más positiva. Anne incluso tarareaba una canción mientras escogía la ropa que se iba a poner aquel día. Era finales de noviembre, por lo que estaba rebuscando entre su ropa de abrigo.

- Te ves muy contenta hoy – dijo Ace con una sonrisa de medio lado, tirado todo lo largo que era en la cama.

- Sí, es bueno despertarse sin resaca – respondió divertida, tras las puertas de su armario.

- Recuerda que me prometiste algo ayer... – Anne suspiró, aunque su buen humor no se vio afectado.

- Lo sé, lo haré, ¿de acuerdo? No te preocupes por eso. Pero te pido algo de paciencia, no puedo hablar con él antes del partido, le desconcentraría y no quiero que eso le afecte y que terminen perdiendo – dijo distraída, mientras se dirigía al espejo de su cuarto, para ver cómo le quedaba un jersey negro.

- Si vas a rechazarle, ¿por qué ese afán de rebuscar entre la ropa algo que le impresione? – aunque sonaba a reproche, Anne sabía que a Ace le divertía bastante el simple hecho de molestarla.

- ¿Quién te ha dicho a ti que quiero impresionarle a él? – respondió sacándole la lengua y dirigiéndose de nuevo hacia su armario.

Pero justo cuando llegó Ace apareció entre sus camisas, haciendo que Anne se sobresaltara y diera un respingo.

- ¡Madita sea, Ace, deja de hacer eso! – dijo con un grito ahogado, llevándose una mano al pecho. El chico le sonrió de lado, divertido. Pero la sonrisa no le duró mucho, porque Anne comenzó a reírse por lo bajito.

- ¿Puedo saber qué es tan gracioso?

- Oh, no, no es nada... Solo que... Cuando usamos la expresión "salir del armario" no lo hacemos de una forma literal, ¿sabes?

- ¿Eh? – ladeó la cabeza, igual que cuando Anne le explicaba algo que no lograba comprender.

- Que, si querías decirme que eras gay, bueno, podrías haberlo hecho sin necesidad de este numerito...

- ¡¡Yo no soy gay!!

- Que yo tengo muchos amigos gais, que no te voy a juzgar ni nada... – Ace comenzó a ponerse rojo de vergüenza y solo alcanzaba a farfullar incongruencias. Al final, Anne sintió algo de compasión por el chico y decidió terminar con la broma – Vamos, sal de ahí, tengo que terminar de vestirme... – dijo en tono cariñoso, haciendo un gesto con la mano.

- No.

- ¿Cómo que no? No puedes estar ahí eternamente y yo necesito mi ropa.

- No quiero salir del armario. No quiero ser gay. – Anne no sabía si romper a reír o comérselo a besos.

- Solo era una broma, Ace... Ya sé que no eres gay. Solo es una expresión, no significa que cuando te metes en un armario te vuelvas gay al salir.

- ¿Lo prometes?

- ¡Dios santo es un armario normal, no la puerta a la Narnia homosexual!

- ¿Narnia? – Anne se golpeó la frente y se prometió a sí misma no volver a jugar con dobles significados delante de Ace.

- Olvídalo. Tú solo deja que me vista, hoy va a ser un día largo...

Pero Anne no sabía cuánta razón tenían sus palabras.

Un par de horas más tarde, los dos se encontraban en las inmediaciones del polideportivo donde iba a tener lugar el partido. María estaba allí ya, también estaba Ali y unos cuantos chicos que Ace solo había visto en un par de ocasiones, antes incluso de atreverse a entablar conversación alguna con Anne. María hizo un gesto con los ojos a Anne, que simplemente asintió.

Ever DreamDonde viven las historias. Descúbrelo ahora