Capítulo Ocho

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Él fue el que me beso, admito que igual lo bese, y fue el mismo el que termino el beso. Lo mire con
mucha incomodidad, y lo empuje ahora si tuve éxito, tome mis cosas y salí de ahí sin mirar atrás.

—Tom...soy Adela. —Le dije cuando el contesto

—¿Qué pasa Adela?

—Puedes venir a buscarme, quiero estar contigo.
—Si ¿en dónde estás?
—En casa de Andy, es que como él era mi pareja para hacer la tarea.
—Si ya voy. —Me quede esperando.

Y Andy salió de su casa.

—Adela...perdón por besarte, pero lo he querido hacer desde que llegaste a la escuela. Y sobre lo que te dije de Tom es completamente cierto. No estoy con él solo por ser su amigo, estoy con él porque busco una forma para vengarme de él y de su padre.  Y ahora que tu estas con él...

—Andy, a mí no me interesas, y aunque suene así de cruel prefiero decírtelo.

—¿Él te interesa?

—No sé.

—Soy yo...creo que soy yo el que debería estar en su lugar. —Negué con la cabeza—Debería de ser
yo en lugar de él.
—Te acabo de conocer, y si puede que...—No sabía que palabras usar. El prácticamente me confesaba todo.
—Andy lo siento, y de una vez te
claro que no soy Daniel. Como piensas tú.

—Eso lo probare. —Sentí otra presencia y cuando lo miré ahí estaba. Tom sonreí aliviada.

—Hola Andy ¿Qué vas a probar?

—Pronto lo sabrás Tom.

—Creo que es hora de irnos Tom.

—No vemos después Andy.

—Adiós.

Caminamos sin saber a dónde ir...Tom me tenía de la mano, no decía nada lo cual a mí me
beneficiaba pues ideaba un plan.

—¿A dónde vamos?

—No sé. Tengo una idea. ¿Tienes dinero?

—Si ¿para qué?

—Iremos a un lugar.

—Entonces esperamos un taxi.

—No ¿para que un taxi? El autobús ya está ahí.

—Señale el autobús.

—Eh...no es más cómodo un taxi. —Lo observe— De acuerdo, jamás me he subido a un autobús. —Lo mire un instante y después comenzó a reír

—Tiene que ser una broma todos alguna vez se han subido a uno.

—Pero yo no. ¿Y como es posible que tú si? Tu padre tenía y siguen teniendo el dinero para no usar el autobús.
—En Berlín es más cómodo usar el transporte público. Así que entonces sera tu primera vez en un autobús. Vamos. —Lo jale y caminamos hasta él.

—Esto es raro. —No me paraba de reír. Tom era un niño mimado y siempre había andado en su
automóvil con Paul, yo no había nacido con necesidades económicas, pero papá me enseño todo eso, decía que debíamos de vivir como la
gente normal y tomar un autobús era parte de la vida cotidiana. Tom paso una de sus manos alrededor de mis hombros y cuando gire un poco mis rostro el me beso, no me lo esperaba pero me gusto Últimamente me gustaba todo eso.

—Tom ¿de verdad tu nunca...?—Negó con la cabeza y volví a reír.

—Se lo que piensas y si nunca he viajado en autobús es porque a mamá no le gusta.
—Es raro, pero no me sorprende para nada.

Cuando llegamos a nuestro destino, platicamos de muchas cosas y él otra vez toco el tema de Daniel, no entiendo porque le obsesionaba tanto mi yo masculino. Pero tampoco le tome mucha importancia. Él se dio cuenta cuando deje de hacerle caso, en mi mente eso ya estaba resuelto.

—¿Cómo puedes vivir así?

—¿Cómo?

—Sin tus padres, perdón que lo pregunte pero tú siempre estas sonriendo sin importar lo que haya
pasado siempre tienes esa sonrisa que te distingue de las demás chicas. Que en lo particular a mí me gusta mucho.

—Mi mamá me pidió antes de morir que no llorara por ella, no más de lo que debía. Fue duro los primeros meses y después de lo de mi padre fue peor, pero vivir con mis tíos, vivir aquí me ha dado nuevas perspectivas, claro que los extraño pero no creo que a mi madre le gustaría verme triste como lo estuvo mi papá. Mi abuela siempre me ha dicho que las personas cuando mueren no  debemos llorar más de lo necesario porque no las dejamos descansar. Y creo que él tiene razón, yo dejo que ellos me cuiden y no tengo porque llorar el destino es así de cruel, te quita las cosas, pero
suele devolverte cosas mejores. En este caso, si ellos no hubieran muerto, creo que no hubiera
venido aquí, y no te hubieras cruzado en mi camino. Tom...—No estoy acostumbraba a  mostrar mis
sentimientos, pero ahora sentía la necesidad de decírselo. —Creo que nunca había sentido lo que siento por ti.

—¿Qué sientes por mí?

—Muchas cosas. Odio, cariño, y...—La ultima no la pude decir era una palabra que si bien
sabia era muy cruel para él. Se quedó callado y me dedico una sonrisa muy ancha. No me sentía
mal por estarlo engañando con el asunto de Daniel, era lago que quería hacer y algo de lo que
jamás me arrepentiría. Al menos planeaba salir viva y con el corazón completo en ese juego al que me había arriesgado a entrar.

***

Desde hacía unos cinco o Seis años existía un rumor, una especie de leyenda que no se había comprobado y que con el pasar de los años se había ido deformando, por qué con los años se había dejado de contar.

Las familias de Tom y de Andy eran de las más importantes del pueblo y había muchos rumores a su alrededor que contaban que la madre de Andy y el padre de Tom estuvieron involucrados en una relación extramarital.

Pero el padre de Andy los había descubierto, y había asesinado a la madre de Andy. Y es que desde que el rumor había estallado nadie sabía nada de la señora Brawl.

La casa de Andy al igual que la de Tom era muy grande, y en ambos casos sus padres estaban ausentes a decir verdad es que seguían siendo socios.

Recordé que en el tiempo que estuve en casa de Andy no ví a su mamá, solo muchos sirvientes que se encargan del bienestar del niño de la casa, que ya no era tan niño y al igual que Tom tenía un vínculo muy fuerte con su niñera y su chófer que lo llevaban a todos lados.

¿Acaso ese era el motivo por el cual Andy odiaba a Tom y se la pasaba esperándo la oportunidad para vengarse?

—Hola...—Mire de reojo a Andy que tomaba su lugar a mi lado—¿Estas molesta?

—¿Debería de estarlo?

—No sé—Me miro mientras dibujaba garabatos en mi libreta—Lo lamento si  hice algo que te molestara.

—No te preocupes suelo olvidar con rapidez las cosas que no me gustan o afectan.

—Que bien, ese es mi único problema que no
puedo olvidar las cosas que me afectan o incomodan.

—Deberías de tratar de hacerlo, porque como bien te dije no me interesa en lo más mínimo lo que tú
pienses.

—Tienes razón Adela. Por cierto te vez muy bien así.—Una de sus manos acariciaron mi
cabello, la mayoría del tiempo lo llevaba atado con una coleta o solo me hacía media cola , pero
hoy por ciertas razones lo había llevado completamente suelto, solo con mi fleco y ya.

—Adela. Hay que hablar. —Dijo mi Bill acercándose a mi pupitre Tom aun no llegaba así que me puse de pie y camine con Bill hasta su lugar y me senté a su lado.

—Hable con el...me dijo que sí.

— ¿Y qué vamos a hacer cuando Andy se haya convencido que son dos personas diferentes?

—Pues Daniel solo nos ayudara ese día, cuando tú ya sabes este convencido volveré a ser Daniel.

Esa mañana antes de alistarme para la escuela, había hablado con otro primo, que se llamaba Daniel  Y muchos decía que tenía un parecido conmigo, ese era el motivo por el cual había recurrido a él. Y acepto ayudarme, el día en el que él y Tom se reunieran yo igual iba a estar ahí, para que Andy nos
viera juntos y dejara de sospechar.
Después yo volvería a suplantar a Daniel

¿Adela o Daniel? Tom KaulitzDonde viven las historias. Descúbrelo ahora