Capitulo 7

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Salieron las dos sigilosamente del baño, para pasar desapercibidas por los dos gemelos que buscaban a tientas a sus chicas.

- Oye, Zora, no creo que Thomas sea tan desagradable.- le dijo con una pícara sonrisa.

- ¿A que no?- le dijo sin quedarse atrás devolviéndole una irónica sonrisa malévola- ¿entonces por qué no vas tu y le dices que quieres ser su "princesa" y que el si quiere puede ser tu "príncipe de dorada armadura" o "azul" si lo prefieres? ¿Eh?- dijo desafiante.

- ¡Oye! A mi no me gusta, no lo decía por eso, lo decía por ti. vi como te miraba, pero no es eso lo que importa, lo que realmente importa es que...-le respondió agachando la mirada y volviéndola a subir lentamente mirándola directo a los ojos- vi como LO mirabas.

- ¡Eso no es cierto!- la reprendió Zora completamente ruborizada, las chicas se habían quedado paradas en un mismo lugar.

- ¿Qué cosa no es cierta, Zora? Yo solo dije que vi como lo mirabas, jamás dije que lo mirabas de una forma...- y se concentró en sus pensamientos por un momento- ¿o si?- finalizó dando a entender que ella jamás había dicho que Zora lo había mirado de una forma relativamente "amorosa", sencillamente había mencionado que ella lo miraba. Pero eso confirmaba todas sus dudas.

- ¡Por supuesto que no! ¡No seas tonta Lais!... pero, claro, la Cenicienta no se puede contener a los encantos del príncipe y, para desviar sus pensamientos, involucra en su engañoso juego a personas inocentes.

-Ya será mejor que se dejen de pavadas, porque sinceramente, no sé de lo que diablos están ustedes dos hablando, sobre la Cenicienta y esa clase de cosas, y que, si Zora me lo permite, me deje llevar tal vez, a una verdadera cenicienta a bailar.

Mike las sacó de sus pensamientos y tomo a Lais por la mano llevándola a otro lugar.

- ¡Diablos! ¿Y ahora qué haré?, me dejo sola, aquí...- y un escalofrío la recorrió cuando alguien le toco la espalda susurrándole:

-¿Molesto? ¿O me darás otra bofetada?.

Era Thomas. Sin saber qué hacer Zora comenzó a caminar, pero eso no fue suficiente como para que el gemelo de James se rindiera, no así, nunca tan fácilmente. Él la persiguió hasta bajo del gran muérdago que tenían allí en el jardín. No fue tarea fácil, claro está, toda esa gente que había aparecido allí sin más se le había vuelto a Thomas una tarea bastante ardua.

- ¿Quieres dejar de seguirme, por todos los cielos?- replicó Zora empujándolo suavemente con su dedo .

- Mmm... déjame pensarlo solo por unos segundos más...- dijo él tratando de impacientarla solo un poco más- No- respondió finalmente- y, ¿quieres saber porque te seguí hasta aquí? ¿Y quieres saber la verdadera casualidad que hay en todo esto?- le preguntó intentando parecer algo enigmático sin conseguirlo.

- Mmm...- lo imito Zora- ¿tu quieres saberlo realmente?- le dijo posando su mano en el pecho del chico.

Este afirmó con la cabeza y ella luego, simplemente le respondió imitándolo nuevamente:

-Mmm...¡No!- le dijo riéndose para ella misma y empujándolo con la mano que le había puesto encima, pero esto tampoco funcionó ya que el muchacho ni siquiera cayó ni se vio sorprendido ante esto, simplemente le contestó como si nada.

- Esta bien, no insistas tanto, te diré la respuesta de mis dos preguntas. Mi respuesta a las dos preguntas es que - se fue acercando a Zora hasta quedar frente a ella, él era algo más alto que ella, media cabeza quizás.- Los que se besan debajo del muérdago- y apuntó hacia arriba con su dedo índice. Notablemente Zora sentía cierto desconcierto, ni se había dado cuenta de esta "insignificante" pero gran estupidez que había cometido, justo allí había decidido pararse- se casan luego- finalizó tomándola por la cintura.

Para su sorpresa, ella era mucho más ágil de lo que esperaba, y, la vista de todo un público expectante de invitados, se zafó del chico y le pegó un gran, fuerte y doloroso puñetazo. Esta vez estaba segura que no tenía absolutamente nada que ver con la magia veela... ¿o si?, se preguntó pero renunció a ese pensamiento cuando volvió a pensar en que el degenerado había intentado besarla, y ella, naturalmente, no había querido que eso sucediera... ¿o si?...

Por siempre VeelasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora