Parte 2

127 8 0
                                    

El viento soplaba fuerte en el rancho. Luca y yo estábamos alimentando a las gallinas y mientras estas comían recogíamos los huevos.

-Hey Rivera, el cabello despeinado te sienta bien para ser honesto. Me dijo con una mirada coqueta y burlona.

Reí ante su comentario y le lancé un puñado de comida de las gallinas, las cuales cabe mencionar que se lanzaron sobre él.

-¡Oye lo decía en serio!

-¿Ah si? Le dije sarcásticamente.

-Si, pero ya veo que no estás acostumbrada a que te digan la verdad.

Por un momento su comentario me dejó fría. No sabía que responder, así que solo sonreí y le saqué la lengua. El no pudo evitar reír ante mi acto infantil.

Continuamos con nuestros labores toda la mañana, estábamos agotados.

Mi tía Meg nos había dejado las bolsas con el almuerzo en el establo así que nos tomamos un momento para comer.

-Bueno ¿Qué tal si me cuentas algo sobre ti? Me dijo Luca mientras le daba un mordisco a una manzana.

-¿Qué es lo que te gustaría saber?

-Muchas cosas la verdad, como ¿Cuál es tu color favorito?

-Intenta adivinar. Le dije sonriendo.

-Apostaría que el amarillo. Dijo con seguridad.

-Si lo dices por mi camiseta, estas equivocado. Bromeé.

-De hecho lo digo porque va contigo, te hace ver muy linda.

Se sintió un silencio muy incomodo entre ambos. No sabía como reaccionar así que solo contesté:

-Azul, ese es mi color favorito.

Luca me observó durante un rato y continuó comiendo. Yo por otro lado había perdido el apetito, me sentí incomoda después de esa conversación, pero no pasó mucho tiempo hasta que el padre de Luca entrara al establo e interrumpiera aquel extraño momento.

-Hijo mío, he visto que todo va en orden. Creo que hoy Vic y tu podrán irse antes. Dijo con entusiasmo.

-Gracias padre, pero creo que le enseñaré algo a Rivera antes de irnos.

Regresé a verlo rápidamente ¿Qué era lo que debía enseñarme?

Carlos le dio unas palmadas en la espalda a Luca y salió. Yo lo miraba incrédula.

-¿Vamos?

-¿Podría saber a donde? Pregunté con curiosidad.

-Eres difícil de sorprender ¿Lo sabías? Rió.

-Soy curiosa que es distinto. Dije alzando una ceja.

-Solo vamos.

Ambos salimos del establo sacudiendo las migajas de los sanduches que habíamos comido hace poco y caminamos hacia el corral de los caballos.

-No me digas que...

-Así es señorita. Dijo Luca emocionado. Hoy vamos a montar a Ally.

Sentí muchas emociones. Miedo, felicidad y por su puesto curiosidad. Pero sobretodo entusiasmo. Me acerqué a él y me paré detrás mientras el llamaba a la yegua lanzando besos. Ally no le prestaba atención así que me volteé y tomé una de las flores naranjas que me había mostrado ayer. Cuando la levanté, los ojos de Ally se iluminaron y se acercó poco a poco, dejando que la acariciara.

-Bien hecho Rivera. Dijo el con una voz dulce.

Me perdí en la suavidad del pelaje, mientras que con la otra mano sostenía la flor que ella olfateaba. De repente, sentí la presión de unas manos alrededor de mi cintura y estas me elevaron hasta el lomo de Ally.

Enséñame cómoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora