Es la última que queda, la última con aquella sangre tan especial y rara.
Tal vez ella no sepa bien pero su sangre se tiene que salvar.
Ella sabrá todo detrás de aquello pero claramente habrán problemas.
Ella es...
La última Rosa Negra
🌹Historia 10...
La peli negra de tonalidades moradas caminaba con cuidado por los pasillos de la mansión, la mansión la cual llamaba su hogar. Tenía que tener cuidado al caminar, no quería que su herida se volviera abrir.
Shū le había insistido que se quedara un rato en cama para que descansará pero ella solo quería ir a caminar un poco para despegar su mente, el rubio no le quedó de otra más que aceptar ante la insistencia de su media hermana menor y novia, podía llegar a ser terca e insistente ante algo que se le metia en la cabeza.
La Sakamaki menor se detuvo.
-Ellos son vampiros pero hay algo más que no lo logro descifrar- Pensó. Ella estaba segura que ellos eran los que la buscaban.
-Oi, vampiresa- La chica levantó la mirada y se encontró los ojos castaños de Yuma Mukami. -¿Estas bien?- Preguntó refiriéndose a la herida de su muslo.
-Ah, si, estoy bien- Le dijo mientras veía la venda echa por Shū en su muslo hasta a su rodilla. Volvió a mirarlo. -¿Y tú? ¿Tus heridas?- Le preguntó con cierta preocupación en su voz.
-Ah, están bien- Se rasco la mejilla izquierda la cual tenía un parche blanco, se podía notar un leve rubor en sus mejillas. Sabía que se había enamorado de ella y la quería cuidar pero había un problema, Sakamaki Shū. -Oi,Vampiresa- Neo lo miró y le arrogo algo que ella atrapó en entre sus manos. -Ten más cuidado la próxima semana, ¿Quieres?- Comenzó a caminar alejándose de aquel lugar dejando a la Sakamaki menor sola en el extenso y oscuro pasillo, lo único que lo hacía brillar era la luz de la luna.
El castaño Mukami sólo caminaba mientras se recaba su nuca nervioso y con un notorio sonrojo, vio de reojo a la chica la cual estaba quieta en en lugar viendo lo que le había dado segundos atrás.
-Gracias- Murmuró la Sakamaki, sabía que no la escucharía pero aún así le agradeció. Miró entre sus manos el cubo blanco de azúcar que le había dado Yuma. Acercó aquel cubo dulce a su boca para luego comerlo, lo dejó ahí, derritiendose y disfrutando de su dulce y tierno sabor.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Una pequeña sonrisa se formó en los labios de peli negra con tonalidades moradas, conocía a Mukami Yuma; podía alguien rudo, valiente y rebelde pero ella sabía que por dentro era alguien tierno, humilde y comprensible. Pará Sakamaki Neo no había mejor palabra para describirlo que "Dulce", el era dulce, como un cubo de azúcar.
Aquellos caninos negros con aura roja y ojos amarillos se encontrabam frente a la elegante y gran reja de la mansión Sakamaki.
-Todo listo para el segundo ataque- El albino de mechas rojas miró la mansión anhelando que está vez todo resultará.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.