Capítulo 2: ʀᴇɢʀᴇᴛs

950 96 9
                                    

Joseph dejó caer su cuerpo, posándose de rodillas y, simplemente, se echó a llorar.
Sabía perfectamente que Kars y Wamuu se encontraban en algún rincón oscuro de aquella ruinosa e inmensa casa, observando la trágica escena.

Él lo sabía, pero no le importó, no le importó mostrarse débil ante el enemigo, no si se trataba de Caesar. De echo, no intentó ni tampoco habría podido retener las lágrimas de dolor.

Llamó el nombre de Caesar centenares de veces, y le suplicó dolorosamente que no se fuera, que no lo abandonara, que se dejara de tonterías y que saliera del recóndito lugar en el que se escondía, que le abrazara, que le besara...

- Caesar, por favor, te necesito... No puedo hacer esto sin ti. Somos el dúo perfecto, ¿recuerdas? -sollozó Joseph con la cabeza agachada, de rodillas frente a la roca en la que yacía su compañero.- Si supieras lo que esa noche significó para mí... Si supieras la de cosas que había imaginado hacer juntos una vez que esta mierda hubiese acabado... Si me hubiera tragado mi maldito orgullo y te hubiera dicho que te amaba sin importar lo otro. Si te lo hubiera dicho esto nunca habría sucedido.

- Joseph, no debes culparte por esto, Caesar tomó una decisión...

El chico se giró hacia Lisa Lisa, con cierta furia a causa de sus palabras.

Entonces vio como su maestra sujetaba, con una mano temblorosa un cigarro y con la otra, intentaba encenderlo sin éxito alguno.

En ese momento supo que ella solo intentaba mantener la compostura y que, seguramente, estaba igual de afectada que él.

Sin decir palabra alguna se levantó, sujetó con fuerza la bandana de Caesar y la apretó contra su pecho.

Dolía, dolía muchísimo, sentía un vacío completo, un vacío punzante e hiriente que le carcomía por dentro y que se extendía del pecho hacia todo su cuerpo.

Permaneció unos segundos inmóvil, experimentando de primera mano aquella sensación tan horrible.

Unos segundos más tarde, ató la cinta de Caesar a su frente, justo como él la llevaba, y miró a Lisa Lisa con aire decidido. Estaba seguro: iba a acabar lo que había empezado.

- Esos cabrones lo van a pagar caro... -dijo Joseph- Caesar, ten por seguro que voy a vengarte.

✄┈┈┈┈ time skip ┈┈┈┈┈

Volviendo con Caesar...

La voz de Joseph llamando su nombre fue lo que lo despertó, pero al abrir los ojos lo único que vio fue una contundente oscuridad.

Estaba muy aturdido y confuso, lo último que recordaba eran los sollozos de Joseph y sus súplicas. También recordaba aquel silencio desgarrador y la impotencia de no poder confortar a su amado y decirle que, dentro de lo que había, no estaba tan mal.

- Definitivamente creo que estoy muerto. -pensó para sí mismo.

-Tranquilo, aún queda mucho para eso. -respondió una voz proveniente de algún lugar, como si hubiera entrado dentro de su cabeza y hubiera escuchado perfectamente lo que pensaba.

-¿Qué? -soltó Caesar alterado, incorporándose como pudo. En ese momento se dio cuenta de que se encontraba acostado en una cama con medio cuerpo vendado.

-Ey, no pasa nada. -intervino la voz.

Esta vez, Caesar la escuchó más detenidamente, dándose cuenta que era la voz de un hombre, pero muy distinta a la de Joseph: esta era suave y delicada y también era muy bonita.

-¿Quién eres? -preguntó el rubio, esta vez más tranquilo.

-Interesante pregunta... -rio el chico desconocido con cierta dulzura- Pronto lo sabrás.

ʟᴏᴠᴇ ᴛᴇɴᴅᴇɴᴄʏ ♡; 《caejose》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora