Sexta Carta
El hombre que fue cautivadoQuerida Margaret
Como te decía en mi última carta, Albert asistió a la última guerra del estado contra Siren y allí su vida cambió totalmente. Una vez que regreso tres años después, tras el final de la guerra, Albert abrió un consultorio médico en la ciudad. Aún continuaba casado con Roderick, pues el nunca dejaría ir a Albert.
Debido a la insistencia de Roderick por conservar a su esposo a su lado, Albert tuvo la necesidad de huir de él cada día más, y entendía que la manera de alejarlo era asumiendo conductas que él ya no pudiera aceptar. Albert le era infiel cada vez que se le presentaba la oportunidad y era abiertamente coqueto con otras personas frente a su esposo. Pero Roderick siempre pasó todas estas cosas por alto. Albert jamás lograría escapar de él aunque su dignidad estuviera en juego.
Albert no podía someter un divorcio sin que su esposo se lo permitiera. Los omegas no tenían derecho a exigir un divorcio. En otras palabras, solo tenían derecho de ser dejados más nunca ser quienes se marchan. Todos los omegas en su tiempo reconocían que el matrimonio era una cárcel y una sentencia a muerte para su libertad mientras vivieran.
A pesar de ser un omega con una mala reputación, Albert seguía siendo una figura de alta sociedad, por el apellido de su familia y el de su esposo. Que ironía e incomodidad ha de haber sido que el apellido de una familia que lo abandonó y el de un esposo que nunca amó tuviera más peso que todos sus estudios médicos, logros y experiencias. Pero eso eran los omegas en su sociedad, una criatura creada solamente para amar.
Una inesperada noche Albert recibió una invitación para una fiesta que tenía como anfitrión al noble Leonel Di Valdi. La fiesta se llevaría a cabo en su crucero flotante y partirían a la media noche. Albert vio este evento como otra oportunidad para defraudar a su esposo y salió por la ventana del balcón sin decir una palabra.
Le dejo una carta que decía:"No me busques. Ya sabes lo que estoy haciendo"
Todo este escenario no era más que para disgustarlo, hacerle saber que de nada servía mantener ese matrimonio corrompido y sin significado.
Albert vistió sus mejores ropas y se puso sus mejores perfumes. Él utilizaba fuertes aromas que cubrían su olor de omega y lo hacían percibirse como un alfa. Aún así, su apariencia nunca le ayudó a cubrir por completo toda su verdad.
Listos para abordar el crucero, Albert se encontraba solo en medio de la noche y a pesar de ser un alma de las fiestas, odiaba estar rodeado de tantas personas en un mismo espacio. Todos miraban y murmuraban:
__ Oye, ¿ese es...? — murmuró una mujer que estaba a su lado mientras le apuntaba con el dedo.
__ ¡Santo cielos! — exclamó su compañera____ ¡Ese es Albert Ghost!— dijo exaltada.__ Shhh... ¡No hables tan alto!— Le replicó la mujer a su amiga.
__ Si ese es el Albert Ghost que conozco, deberíamos cuidar muy bien a nuestros maridos esta noche, je, je, je, — dijo la compañera de la mujer.
Albert no podía evitar escuchar el murmullo de todos hablando sobre él. Pensó que se había acostumbrado a ser señalado y criticado a sus espaldas. Sin embargo, cada día se hacía menos soportable sus críticas, risas y burlas justo en su cara sin piedad o consideración. Pero cada vez que eso sucedía pensaba en Roderick y en todo el mal que le había hecho intencionadamente, y precisamente en ese instante era cuando pensaba en cuanto se merecía todo ese desprecio.
"Yo tampoco he sido considerado hacia los sentimientos de nadie" — se decía a si mismo en medio del holocausto de su vida, siendo perseguido por las miradas y oprimido por las palabras.
Entonces un hombre de imprevisto salió con su bastón en mano, y mientras reía dijo en voz alta:
__ ¡Es una hermosa noche! Y la mejor parte es que no tengo que cuidar de un marido incapaz de resistirse a las bellezas del mundo y quererme solo a mi. Es fácil culpar al paisaje por cautivar al pintor y no al pintor por pintarlo. Pienso que es una noche para estar solo. Si... es mejor estar solo.
Albert no podía creer lo que veían sus ojos, esa figura, ese bastón y esos profundos y llamativos anteojos negros. ¡Era él! ... El chico audaz de la estación de trenes. Era como si el destino estuviera presente entre ellos dos. Pero Albert sabía que el destino no trabajaba entre dos omegas iguales. Así que dejo de llamarlo destino y prefirió llamarlo suerte.
Entonces se acercó y le dijo:
__ Perdóneme mi intromisión y mi probable falta de respeto, pero no podría subir a ese crucero sin antes decírselo y sacar esto de mi pecho — Even percibió su aroma de alfa tan abrumador en cuanto se aproximó y con incomodidad le preguntó:
__¿Decirme que? — exclamó alzando el mentón.
__ Decirle que... pues... decirle...
Albert siempre fue una persona confiada y muy franca, pero esta vez, por alguna razón las palabras no salían de su boca. Entonces entre su nerviosismo Even le replicó:
__ Si no va a decir nada, le dejo y que tenga una linda noche por su cuenta— movió su bastón para marcharse sin él más mínimo interés. Entonces, Albert finalmente pudo dejar ir sus palabras, y gritó:
__ ¡He sido cautivado!— todas las personas alrededor se dieron la vuelta para ver de cerca el espectáculo. Entonces Even se giró y le dijo:
__ Disculpe, pero a mi no me interesa su posición, gracias — dijo con franqueza.
Entonces Albert gritó nuevamente:
__ ¡Fui cautivado antes! ... en una estación de trenes. Ese día invité a esa persona a vivir una aventura juntos, pero me rechazó. Ahora esa persona está aquí de nuevo y me gustaría preguntarle una vez más...
Even apretaba con fuerza su bastón, nunca antes había sentido tanta ansiedad por reencontrase con alguien. Entonces Albert prosiguió:
__ Even Loren, tu que nunca dejas de sorprenderme.... ¿te gustaría vivir una aventura conmigo? ...Solo por esta noche.
"Tun, tun, tun, tun, tun..."
El corazón de Even nunca había corrido un camino tan largo hasta ese momento. Pero ¿por qué?
ESTÁS LEYENDO
El Señor de las Palabras
Historical FictionEl Señor de las Palabras; Dos omegas de distintas clases sociales pero con personalidades muy revolucionarias para su epoca, se conocen en medio de la desesperación. Albert Ghost esta casado con una persona que no ama y que es treinta años mayor, p...