Capitulo X

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Querida Margaret

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Querida Margaret

¿Cuántas primeras veces recuerdas, y cuáles fueron las más importantes en tu vida?

Even tenía la firmeza de un viejo árbol en la pradera. Lo que sea que haya entristecido su alma no estaría ahí por mucho tiempo; él era lo que llamamos "una persona sin apego"

Se levantó al día siguiente de conversar con su madre con los mismos ánimos de ir a la estación del tren como todas las semanas. Nada había cambiado aunque una pequeña parte de él ya no era la misma. Su madre le dijo que no enviaría personas a perseguirlo si se iba a encontrar con alguien y Even le preguntó:

__ ¿Por qué piensa que iré a ver a alguien?
Su madre sonrió y le dijo:

__ ¿Cuántas veces en la vida crees que te he visto usar perfume? ¿Una corbata azul? Y ese par de zapatos que solo usas para importantes ocasiones, ¿por qué te vestirías así si no iras a encontrarte con alguien?

__ Da miedo lo bien que me conoces, madre—Exclamó Even.

La madre de Even le dio una pequeña cesta con aperitivos para comer y compartir cuando encontrara a la persona con la que se puso de acuerdo. Even se sonrojaba con la sola idea de haber sido tan obvio, pero lo que para Carli era un posible encuentro romántico con el hijo del duque, Leonardo, para Even era una especie de encuentro fortuito con una persona de la que nunca podría hablar. Porque estaba confundido, y a veces demasiado atraído hacia esa persona. El simple pensamiento de anhelar a alguien como él... No, no, no, era un error y un pecado.

Even no se había puesto de acuerdo con Albert para verse ese día, pero él sabía que Albert siempre iba cada semana al pueblo. En su corazón las ganas de verlo se incrementaban. Su anhelo y deseo eran casi imposibles de evitar, eso lo hacía preguntarse:

"¿por qué? ¿Por qué deseo tanto verlo?"

Se sentó donde siempre y espero como siempre. Puso la pequeña cesta que le dio su madre a un lado, y perseveró hasta alcanzar el crepúsculo. Antes de que el día muriera, Even estaba planeando hacer un picnic con Albert pero ya se había comido todo para cuando cayó la tarde. Entonces pensó:

__ Se que no planeamos encontrarnos, pero me siento plantado, olvidado y solo... y ya me comí todo...— dijo con una voz muy triste e infantil.

Tomó su cesta vacía y se fue todo el camino con los hombros caídos y el semblante nublado. Al regresar a casa su madre estaba en la entrada y con emoción le preguntó:

__ ¡Ah! ¡¿Como estuvo la tarde?!
Sin embargo, Even puso la cesta en sus manos extendidas y le dijo:

__ los aperitivos estaban buenos, gracias madre...

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