fifτεεи

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- Taeyong, raro verte por aquí, ¿que sucede?

En el momento en el que el otro iba a responder, la voz de la señora se dirigió a su nieto

- No me digas que...

- Sí abuela, él es Tae

La situación se vio algo rara en la cabeza de Taeyong, ya que los dos japoneses estaban hablando en su idioma natal. Él sólo podía entender alguna que otra palabra, debido a que cuando estaba de pareja con Yuta, él le trataba de enseñar algunas palabras en japonés, sólo que el pequeño y puberto TY de ese entonces, no entendía y se frustraba bastante.

Su cabeza fue golpeada de repente por un periódico de parte de la abuela

- Pequeño niño insolente! ¿Cómo te atreves a volver así de repente, sin explicaciones, sin llamadas, y sin avisar? ¿Has estado comiendo bien? Te has vuelto muy lindo

- Ah...

- Ya, abuela, es mucho, mejor entremos todos. Ahí me explicas que sucede. Para que vengas tú, las cosas deben estar mal. -dijo Yuta, y así entraron todos-

- Tan simpático como siempre -se dijo para él mismo-

°°°

Los dos chicos estaban el la habitación del japonés, la abuela les había llevado té, tal como se acostumbraba a hacer en otros tiempos.

-Bien... ¿Por qué estás aquí? -llevo la taza a su boca-

Taeyong suspiró.

- He estado recibiendo cartas de Jaehyun.

- Bien? -miró a otro lado algo extrañado- Y que hay con eso? Qué tiene que ver conmigo?

- Es que en esas cartas te nombraba a ti, y así pensé que tú podrías... no sé, estar involucrado en algo con esas cartas.

- No te entiendo, si dices que son de Jae, pues son de Jae.

- Tú bien sabes que él no puede ser -lo miró con una  expresión de obviedad-

- Por qué no crees en la posibilidad de que sí? -alzó las cejas mirándolo-

- Ahhhg -suspiró- porque está muerto, nunca podría mandar esas notas desde el más allá

- Nunca descartes una idea así, nadie puede decirte que hay en el más allá, o si se va al cielo o al infierno. Todo se puede en esta vida ¿sabes? podemos intentar hacer algo

- No, sé de lo que estás hablando y no lo haré! Que tu abuela te haya enseñado rituales y esas cosas raras no me incumbe, en definitiva, no.

Yuta soltó una risa pequeña.

- Quieres saber lo que puedes lograr con esos "rituales y cosas raras"?

Taeyong miró con algo de curiosidad al japonés

- Está bien, pero me llega a agarrar un demonio mientras duermo, juro que te castro.

- Pero ese demonio puede ser Jae ¿Ahí me castrarias? -dijo mirándolo con una sonrisa de lado-

- No responderé eso.

°°°

Siguiendo la tarde en casa de Nakamoto, todo fue bastante bien, ya hasta Yuta le mostraba cosas de anime a Taeyong, tal y como en los viejos tiempos.

La noche calló, y la señora Mai preguntó si quería quedarse a dormir, pero se negó ante la petición, obvio que Yuta no dijo nada al respecto y entendió el por qué de esa respuesta. Tenía que estar a la mañana siguiente por la carta.

Ese día fue algo extraño, Taeyong nunca pensó volverse a encontrar a Yuta, o más bien, buscarlo. Después de todo, no había cambiado tanto, hasta él mismo se sorprendió al poder seguir hablando con él sin tocar el tema de la infidelidad del parte del japonés. Ahora eran sólo simples ex's que hablaban sin rencor alguno.

Aunque, aún así, ellos mismos estaban conscientes de que podían llamarse amigos.

/яеsετ/ jαεчσиφ.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora